Desde los primeros meses de la pandemia el coronavirus cambió la rutina y la manera de hacer las cosas en las distintas áreas. Los procedimientos estéticos no fueron la excepción y al ser realizados en clínicas, el miedo por contagiarse reinó. La caída del número de cirugías plásticas es un hecho que los especialistas corroboran, pero ante la falta de estadísticas en Venezuela no se refleja en datos.
“Las cirugías plásticas, como muchas de las enfermedades infecciosas del país, no llevan estadística. Lo que podemos conocer es lo que recopilamos en la Sociedad Venezolana de Cirugías Plásticas y sabemos que ha habido un descenso a partir de la COVID-19 del número de las cirugías plásticas en la mayoría de los especialistas”, dice el médico Rubén Contreras.
El cirujano plástico explica que, ante la nueva realidad, “en cualquier clínica seria existe un comité de infección que le dice a los médicos cuándo pueden operar y cuándo no, y también cuándo se deben suspender las consultas”, por lo que es un hecho que han disminuido las operaciones plásticas.
Desde San Bernardino, la también cirujana plástica Francy Belandria no solo indica que este año estos procedimientos quirúrgicos fueron menos comparados con años anteriores, específicamente antes de los primeros casos de contagio en el país. Sin embargo, a su juicio, “en los últimos meses se ha ido incrementando la cantidad de cirugías plásticas”.
Para Contreras, quien atiende en dos consultorios ubicados en el municipio Chacao, el miedo a contagiarse aún existe en los pacientes que esperan por una operación estética, temor que se mantiene a pesar de que la vacunación avanza en el país, aunque a un ritmo lento. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 9,2 millones de venezolanos, de los 28, 7 millones de habitantes del país, tienen vacunación completa hasta la fecha.
Más procedimientos en el consultorio
Para evitar tener más posibilidades de contagiarse, “hay un aumento de los procedimientos en el consultorio para tratar de no usar las áreas comunes porque, aunque estas están aisladas de la parte de COVID-19, a los pacientes les sigue dando un poco de miedo”, acota Contreras.
“Hay quienes preguntan qué se puede hacer en el mismo consultorio. Hay tecnologías nuevas que están más allá de la medicina estética que no llegan a ser una cirugía plástica. Son tecnologías de punta que en el mundo se han puesto en boga porque en todos los países a los cirujanos plásticos les pasaba lo mismo por la pandemia, las personas querían hacerse algo, pero no se les podía ofrecer con seguridad el área quirúrgica”, explica.
Entre los procedimientos que se realizan en el consultorio actualmente, Contreras indica que está la plataforma llamada Inmode, que tiene agujas que transmiten radiofrecuencias y permiten que la piel se pegue a las estructuras profundas. También se tienen las cánulas que se meten debajo de la piel con una temperatura específica para no dañarla.
“En algunos casos la paciente queda contenta. No es una cirugía, pero llena las expectativas. Sin embargo, esta tecnología no es nueva, había salido hace varios años y fue perfeccionada. Antes no había sido tan tomada en cuenta como en los años de pandemia y todas las publicaciones en estos últimos años son de esta alternativa, porque los cirujanos se han percatado que tienen esta opción segura con resultados que van más allá de los que pensaban”, dice el experto.
Contreras destaca que la piel ha sufrido consecuencias del uso de las mascarillas en algunas personas, aumentando así las razones de ir al consultorio de expertos. “El hecho de usar la boca tapada ha hecho que surjan manifestaciones de acné o rosácea y hay que tratarlos. Tal vez no hay tantas cirugías como antes, pero los pacientes siguen asistiendo porque surgen otras cosas, entre ellas las manchas de tener la mitad de la cara tapada”.
Operaciones estéticas en pandemia
Al inicio de la pandemia y de la cuarentena que vino con ella, los pacientes que tenían fecha para una cirugía plástica la suspendieron, “pero en vista de que esta realidad se ha prolongado ya se están operando”, afirma Contreras.
Las pautas para someterse a una intervención quirúrgica actualmente requieren todas las previsiones: pruebas de detección de la enfermedad que produce el SARS-CoV-2, un interrogatorio epidemiológico, aislamiento desde 10 días antes de la cirugía, y 14 días después de ella.
“Y hay que extremar las medidas de seguridad porque si el paciente tiene contacto con alguien con COVID-19 los días previos a la operación y la prueba sale negativa, cuando empiecen los síntomas de esta enfermedad se va a ver muy mal y va a ser grave”, afirma el especialista, quien asegura que las cirugías estéticas más comunes actualmente son liposucción, rinoplastias, mamoplastias y blefaroplastias.
A pesar de que para Francy Belandria las operaciones más frecuentes al día de hoy son la mamaria, seguida de la lipoescultura y la rinoplastia, misma realidad que la de Contreras, estos médicos no coinciden en el tipo de pacientes que tienen.
Mientras Contreras indica que la mayoría de sus pacientes son residenciados en Venezuela, para Belandria la mayor parte de las personas que asisten a su consultorio “son venezolanas que residen fuera del país y acuden a visitar a sus familiares y, al mismo tiempo, a operarse”.
El motivo por el que lo hacen resulta entendible para la especialista. “Los precios de aquí son muy competitivos. Una paciente en el exterior compra los pasajes, paga la cirugía, pasea en Venezuela y aún le sobra dinero en comparación a si se opera en el exterior”, expresa Belandria.
“Los que vienen del exterior son venezolanos viviendo afuera o personas que tienen amigos en el país a donde llegar, porque el riesgo país y todos los trámites que tienen que hacer para llegar a Caracas a quien no es venezolano le asustan”, dice Contreras, quien admite que, aunque pueda salir caro la clínica, los honorarios médicos y el material, sigue siendo más económico someterse a una cirugía plástica en Venezuela que en otro país.