“El Metro sigue siendo la gran solución para Caracas aún después de 40 años de su inauguración»

Hace un poco más de 40 años, específicamente el 2 de enero de 1983, se inauguró el primer tramo de la línea 1 del Metro de Caracas, desde la estación Propatria en el oeste de la ciudad hasta La Hoyada en pleno centro. A los pocos meses de ese año se llegó hasta Chacaíto. De esta manera la capital venezolana se sumó a las urbes que ofrecen un sistema de trenes subterráneos como principal medio de transporte.

“Fue un proceso complicado llegar a esa fecha porque se trataba de un proyecto que requería mucha inversión y al comienzo no resultó fácil convencer sobre la necesidad  de una obra de esa magnitud”, comenta el arquitecto Max Pedemonte, quien desde finales de los años 60 se incorporó a la Compañía Anonimia Metro de Caracas (Cametro) dirigiendo la gerencia de arquitectura y bajo el liderazgo del ingeniero José González Lander, quien fue el artífice de la excelencia en esa empresa pública como su presidente entre 1966 y 1997.

El aporte de Pedemonte, por su parte, fue decisivo en la concepción urbana que se les dio a las estaciones del metro, las cuales le dieron prioridad al peatón con el diseño y construcción de espacios como los bulevares de Sabana Grande y Catia o las plazas Brion en Chacaíto y Narváez en La Hoyada.

“Participé de forma muy activa en lo que tuvo que ver con el diseño de cada estación y el entorno donde estaba porque al comienzo no había esa idea. Pienso que un sistema como el Metro de Caracas no podía platearse solo para transportar gente, sino que también debía otorgarle un valor agregado a la ciudad y darle al entorno la misma importancia que se le dio a la estación”, explica Pedemonte. “Mi estación favorita es la de Altamira porque al transformarla, allí se logró muy bien la integración entre el espacio interior y el área exterior. Para mi es uno de los espacios mas bellos de Caracas”, acota.   

Pedemonte también es escultor y a principios de los años 60 recibió el Premio Nacional de Escultura.

Justamente ese vínculo con artistas plásticos permitió que el Metro de Caracas también pasar a ser un museo con obras de arte de gran dimensión en cada estación: la escultura de Carlos Gardel de Marisol Escobar en Cano Amarillo, los vitrales de Mercedes Pardo en La Hoyada, el cinetismo de Alejandro Otero y Carlos Cruz Diez en Plaza Venezuela o la Esfera en Azul y Negro de Jesús Soto en Chacaíto, entre varios.

Cuatro años después de la inauguración del metro, en 1987, Pedemonte recibió el Premio Nacional de Arquitectura como reconocimiento por esa idea de transformación urbana que este transporte propició en la ciudad con esos espacios en los cuales el peatón ganó espacio.

Este profesional no vacila en afirmar que este proyecto es la gran obra de su vida e insiste en la necesidad que se retomen las obras no sin antes revisar el diseño original por los cambios demográficos y de movilidad de vehículos o personas que se hayan podido dar. “El Metro sigue siendo la gran solución para Caracas aun después de 40 años de su inauguración porque es un proyecto que aún no está completo en la parte subterránea y aun se debe atender todo lo referido al transporte urbano superficial que completa todo el sistema”, asegura.   

Esta entrevista al arquitecto Pedemonte es el quinto capítulo de “1983”, una serie que recuerda que en 2023 se están cumpliendo 40 años de hechos económicos, políticos, sociales, culturales y deportivos que fueron determinantes para Venezuela.