“El juicio político en mi contra no tiene ningún sustento”

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    María Fernanda Espinosa encara sus últimos meses como presidenta de la Asamblea General de la ONU. La primera mujer latinoamericana que ha accedido a esa posición se enfrentará en los próximos días a un juicio político en su país, Ecuador. Allí enfrentará graves acusaciones sobre su gestión como canciller de Lenin Moreno en asuntos tan delicados como la concesión de la ciudadanía ecuatoriana a Julian Assange, el secuestro y asesinato de tres periodistas en la frontera norte con Colombia y el supuesto abandono de los ciudadanos ecuatorianos en Venezuela.  

    En unos días, usted se enfrenta a un juicio político en Ecuador. ¿Cómo está llevando esa situación de manejar la Asamblea General de la ONU y tener que responder a la vez sobre acciones de su etapa de canciller en su país?

    En realidad, se trata de un juicio político iniciado por los sectores de oposición en Ecuador. Yo creo que con una gran miopía y con una falta de comprensión de lo que significa ser la autoridad más importante del sistema de las Naciones Unidas. Estoy representando con mucho orgullo a mi país, el Ecuador y me traen a colación una serie de temas con muy pobre, yo diría nulo sustento y argumento. Entonces estamos claramente ante un juicio político que no tiene mayor sustento. Pero yo soy una servidora pública, lo he sido por más de una década y por lo tanto debo una explicación a la opinión pública ecuatoriana, a los ecuatorianos y ecuatorianas, y voy a ser muy rigurosa en mi defensa y en la argumentación que presente. Es mi obligación, es mi derecho a la defensa, y creo que va a ser la oportunidad de poder informar a la opinión pública ecuatoriana. No sólo de lo que estoy haciendo ahora, que es una gestión, y lo digo con gran modestia, que ha sido reconocida por la comunidad internacional, pero también informar a mis coterráneos y compatriotas lo que fue mi gestión como canciller del Ecuador. 

    Bueno, para ir a dos temas concretos de ese enjuiciamiento político, en el tema de Julian Assange, se le acusa de haberle otorgado la nacionalidad ecuatoriana de manera irregular.

    Es muy importante saber que el pedido de naturalización fue un pedido hecho por el equipo de abogados de Julian Assange. Se hizo una verificación de la pertinencia, pero sobre todo del marco internacional, del marco jurídico internacional de la Constitución ecuatoriana, de nuestra Ley. Y efectivamente, ese proceso cumplió con todo lo que exige la ley, la constitución ecuatoriana y los instrumentos internacionales. Concretamente, y esto lo digo para aquellos estudiosos del derecho, es muy importante mirar la Convención de 1941 de Ginebra sobre los refugiados, los contenidos de la convención de Caracas sobre el asilo de 1954, mirar la constitución ecuatoriana y la ley de movilidad humana de Ecuador. En todos esos instrumentos nacionales e internacionales hay provisiones específicas que respaldan jurídicamente la actuación del Ecuador. Por supuesto que es una decisión política basada en derecho, basada en la ley, pero es una decisión política que como responsable de la política exterior tomé tras consultar al presidente de la República. Es decir, desde el punto de vista jurídico es una decisión absolutamente motivada y respaldada .

    Hablando de requisitos no cumplidos, de los argumentos que hay en tu contra, se dice que por ejemplo, que uno de los requisitos para otorgar la nacionalidad es conocer la cultura y la lengua de Ecuador, haber vivido en Ecuador durante años, rellenar un formulario de petición y abonar 800 dólares, que parece ser que no se cumplimentó. Sobre esos datos concretos, ¿qué tiene que decir?

    Lo que tengo que decir es que la decisión es una decisión política que se toma en consulta con el Jefe de Estado que es el responsable final de la política exterior de un país. Un canciller mide que todo está de apego a la Ley y da las instrucciones para que se realice el proceso administrativo. Para ser muy honesta, ni en este caso ni en ningún otro, creo que en ningún país del mundo, un canciller revisa si la fotocopia estuvo bien sacada, ni revisa todos los pequeños detalles del proceso. Son temas que un canciller típicamente delega como corresponde a su función. Si hay algún tema administrativo erróneo habrá que revisarlo pero lo importante es que esto es una decisión política tomada en consulta con el presidente de la república y además apegada a derecho, apegada a la ley y a  los instrumentos internacionales en materia de refugio y asilo. Por lo tanto, ese es el mensaje más importante. Creo que saber que esto fue hecho en apego a la ley, a la constitución ecuatoriana y al derecho internacional, eso es el argumento que vale. Decir que nos cae bien o mal la persona internacionalmente protegida, que estamos de acuerdo con esta persona o no, eso es un tema absolutamente irrelevante para esta situación. El estado ecuatoriano es responsable de garantizar los derechos humanos de una persona internacionalmente protegida porque estamos obligados a cumplir nuestros compromisos internacionales, nuestra ley y nuestra constitución. Ahora es también comprensible que un gobierno decida cambiar de política y cambiar de decisión, pero eso claro, como excanciller, ya no me corresponde, corresponde a las actuales autoridades.

    Y si se confirmara alguna de las presuntas irregularidades en los trámites, a usted qué le parecería que se le revocara la nacionalidad a Julian Assange.

    Habría que estudiar cuáles son los casos específicos, pero creo que lo que prevalece es una decisión política de un país que está cumpliendo con sus leyes, que está cumpliendo con el derecho internacional y que está garantizando los derechos de una persona internacionalmente protegida. Eso es lo importante. 

    Habla usted de “caer bien o caer mal” en relación a la percepción que tenemos de Juliane Assange, ¿qué le ha perecido a usted su comportamiento dentro de la embajada en Londres durante los últimos años? ¿A usted le parece que ha respondido correctamente al apoyo hacia él de parte del Estado ecuatoriano?

    Bueno, esos son juicios de valor personal, justamente entre en el espacio de la simpatía o la antipatía. Aquí se trata de que el Estado ecuatoriano cumpla con sus responsabilidades legales, con sus compromisos. De eso se trata, independientemente del comportamiento de esta persona o de si nos cae bien o mal, o si  estamos de acuerdo o en desacuerdo. Hay que recordar que el asilo político a Julian Assange se otorgó antes del actual gobierno, yo no era canciller en ese momento. Teníamos la responsabilidad de cuidar,  garantizar los derechos de una persona internacionalmente protegida. Además, creo que no es un secreto para nadie, en toda mi historia pública, incluso en mi rol como académica, que he sido una defensora de los derechos humanos, además de mantener posiciones progresistas y humanistas. Yo creo que también esa es una de las razones por las que ahora se instrumentaliza todo un proceso de persecución.  Pero yo creo que hay que ser muy fríos y cartesianos en esto, y esto tiene que estar exento de cualquier emoción, simpatía o antipatía. Esto es un tema jurídico y es un tema político.

    Usted no se arrepiente de haber tomado esa decisión en su momento a pesar de los datos de que Assange maniobró en contra de la candidatura de Hillary Clinton, y también se manifestó públicamente en defensa de la independencia de Cataluña con el consiguiente perjuicio para el Gobierno español. Este comportamiento, ¿no compromete al Estado ecuatoriano, que esa persona haya tenido ese tipo de actividades dentro de la embajada ecuatoriana en Londres?

    Nuevamente, aquí lo que estamos viendo es cuáles eran las motivaciones en su momento, no ahora. Cuando ocurrió el otorgamiento del asilo la vida de Assange corría peligro y su integridad también, luego pues, un proceso de naturalización totalmente apegado a la Ley y al derecho. Hay que también recordar que el grupo de expertos en detenciones arbitrarias de Naciones Unidas hizo un pronunciamiento precisamente solicitando que se buscarán formas de terminar con el confinamiento de la persona asilada. También hubo una opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, porque esto es un tema jurídico también y es un tema que le compromete al Estado ecuatoriano. Nuevamente, si hizo algo que afectó a uno, o afectó a otro, él tiene una condición, bueno, tenía una condición de persona internacionalmente protegida, y hay toda un batería de instrumentos de derechos humanos a nivel internacional, varias convenciones que he mencionado, la del ‘51, la del ‘54, nuestra propia Ley de movilidad humana que anima, justifica y respalda la decisión tomada. 

    Usted ha hablado de una decisión política que es el otorgamiento del asilo y ha habido otra decisión política de un gobierno en el que usted ya no forma parte de retirarlo. ¿Qué le parece esa nueva decisión política como ecuatoriana?

    Es irrelevante si estoy de acuerdo o no. Lo que sí es importante es que un Estado es absolutamente soberano para tomar decisiones.  Es decir, si toma una decisión que cambia la trayectoria de lo que han sido los últimos años tiene todo el derecho de hacerlo, pero que cambie de línea y que cambie de decisiones no necesariamente compromete o descalifica lo hecho en el pasado. Sobre todo si lo hecho en el pasado está estrictamente apegado al derecho y a la Ley.

    Entonces no tiene opinión sobre el retiro del asilo.

    Diría que no es relevante en el caso que nos ocupa, no es relevante. Lo que sí es importante señalar es que un Estado, que un Gobierno, tiene absolutamente todo el derecho, toda la libertad de cambiar de decisión y de opinión.

    El segundo gran tema de ese juicio político, es el asunto de los periodistas periodistas ecuatorianos de El Comercio secuestrados y asesinados en la frontera norte por un grupo terrorista colombiano. ¿Cree que esa situación se manejó de la forma correcta en su papel de canciller?

    Es uno de los momentos más dolorosos de mi carrera y lo digo sinceramente. Lo fue por vivir el sufrimiento de las familias, por garantizar que las familias de los tres secuestrados estuvieran debidamente apoyadas… No perdí de vista lo que esto significaba. El hecho de que dolorosamente tres compatriotas periodistas hubieran caído en manos de una banda criminal en Colombia. Tengo que decir que en el momento de preparar mi  defensa sobre este tema, se pudo demostrar con pruebas, documentos, evidencias y pronunciamientos de diplomáticos que todo lo que se pudo hacer, de acuerdo con la competencia de una canciller y lo que manda la ley, se hizo. Hemos listado más de 50 acciones lideradas y ejecutadas por mí. Me duele que se haya utilizado este tema tan dolorosa para una persecución política. El Ecuador no está acostumbrado a ese tipo de situaciones, fue como un remezón  nacional.  Reconozco además el trabajo de los diplomáticos que me acompañaron. Hicimos grupos de monitoreo y seguimiento. Yo tenía un sistema 24×7 con dos alas. Una para llamar a la  canciller y la otra con la Cruz Roja internacional en Colombia para seguir de forma personal y directa el proceso de recuperación de los cuerpos. Tuvimos 50 acciones, como la de activar el mecanismo 3 más 2 de ministros de Defensa, Interior y Relaciones Exterior. Activar y coordinar las comisiones binacionales de frontera con Colombia. Dolorosamente recibimos la trágica noticia en la Cumbre de la Américas en Lima donde estaban los familiares, algo que facilitamos nosotros para que pudieran reunirse con la Comisión de Derechos Humanos. Esa fue mi motor de gestión. La oposición dice que no se hizo lo suficiente. Si había una cosa más que se pueda hacer se habría hecho. 50 acciones. Hay que preguntarle al embajador de Bogotá, quién era la persona con la que más hablaba en el día. Se cuestiona que la canciller viajara a determinado lugares, cuando eran viajes previstos en la agenda y todos los que vivimos en el siglo XXI sabemos que uno no puede ejercer su función solamente sentado detrás de un escritorio Me tocaba viajar como canciller sin descuidar la prioridad número uno que era atender la situación crítica con la frontera norte. Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos y mucho más. Y como mujer muy involucrada en ese sufrimiento familiar, fui la persona que tuvo que avisar a su familiares de que sus seres queridos habían sido asesinados por una banda criminal en Colombia. Uno se cuestiona también. Yo fui una canciller mujer. Nunca se dijo, se interpeló, se cuestionó al ministro del Interior ni al de Defensa pero sí se habla de la gestión diplomática. Yo creo que cubrimos todos los espectros. Desde solicitar un consejo permanente en Washington hasta llevar a la familia para reunirse con la canciller de Colombia o el presidente colombiano. Tener yo mismo en Lima una reunión bilateral muy dura con el presidente colombiano, quien fue muy sensible a esta situación. Le insistí en que había que reconocer que nuestros compatriotas habían sido asesinados en territorio colombiano. 

    El secuestro buscaba chantajearles. ¿Ustedes cómo trabajaron esas exigencias, negociaron, hubo algún tipo de contacto?

    Se creó un comité de crisis donde estaban involucrados el frente de seguridad con Defensa, Interior e Inteligencia. Precisamente se crea para manejar con la mayor cautela toda la parte de coordinación con las autoridades policiales, militares y de inteligencia con Colombia. Ese no es un espacio donde participó la cancillería, pue simplemente no debía estar, no es lo usual. Nosotros coordinamos las reuniones, la comisión binacional de frontera, el mecanismo tres más dos. Yo tenía contacto diario y permanente con mi contraparte. Queríamos manejar las relaciones de una manera constructiva y amistosa. Pero la parte de negociación, contacto e inteligencia no le corresponde a una cancillería. La verdad es que los contactos con los captores lo manejaron nuestras fuentes de inteligencia tanto policial como militar.

    ¿Usted cree que los terroristas tenían claro que iban a asesinar los periodistas, que no había nada qué hacer?

    Yo no puedo hablar por ellos, esa es la verdad. No sé cuál es su interpretación. Yo hice la parte que me tocaba en comunicación permanente y constante con el frente de seguridad. Me encargué de la parte diplomática en lo que me correspondía, de los contactos en la Cruz Roja y con la canciller colombiana, me reuní con el presidente de Colombia, apoyé a los familiares, contacté con la OEA. En 4 horas conseguimos una declaración de apoyo en la Cumbre de la Américas. Puede sonar como algo menor pero en unas pocas horas logramos una declaración por consenso de apoyo a Ecuador. Ese es el tipo de trabajo que hace una cancillería y una canciller.

    El tercer asunto es el de la situación de los ecuatorianos en Venezuela. Se le achaca a usted falta de compromiso, de ayuda, de atención. ¿Qué tiene que decir a eso?

    Una de las marcas de mi gestión es la optimización del sistema consular. Me preocupé de tomar una serie de medidas como incrementar el número de consulados móviles para atender a los ecuatorianos en Venezuela, un grupo especial de gestión en el ministerio de movilidad humana. Somos conocidos por tener un enorme cuidado en las formas de atender a nuestros compatriotas sobre todo a los que están en situación de vulnerabilidad. Tenemos todas las pruebas que muestran cuáles fueron las instrucciones, cómo se operó para cuidar a nuestros compatriotas que viven en Venezuela. Se hizo más de lo que había que hacer más allá de las responsabilidades. Eso lo han reiterado y ratificado el entonces embajador y cónsul, es decir, aquí tampoco hay ningún sustento ni ninguna prueba contundente. Y no sólo se hizo con ecuatorianos en Venezuela sino también con los venezolanos llegando al Ecuador. Toda una estrategia de fortalecer nuestras oficinas migratorias  en las zonas de frontera. Hicimos un despliegue mejorando la presencia de funcionarios de la cancillería en esa zona, dando los cuidados y atención  necesarios a los venezolanos que salían y continúan saliendo de Venezuela. En este caso nuevamente nos acusan sin argumentos sólidos, sin pruebas sólidas y eso es lamentable.

    Me ha llama la atención que coloque su condición de mujer como una posible causa en esos argumentos políticos contra usted. Partiendo de que una de las acusadoras, Cristiana Reyes, es  mujer también, ¿realmente lo piensa, que su condición de mujer en política le perjudica en Ecuador?

    La respuesta es sí, definitivamente. Yo creo que no solamente en Ecuador, en el mundo la violencia política contra las mujeres es algo tangible. Pero yo creo que eso es un fenómeno que existe no solo en Ecuador, las mujeres que estamos en la política somos blanco, somos objetivo de una doble  exigencia y muchas veces de descalificación, de doble rasero, incluso a veces se comenta más de la manera en que estamos vestidas que en lo que estamos haciendo. Nadie escucha lo que decimos. Hay comentarios que claramente en el mundo de la política, son sexistas, que son misóginos, y la violencia política creo que está doblemente cargada hacia las mujeres en la política. Y en mi caso particular, es uno de los denominadores comunes de lo que ha sido esta persecución.

    ¿Por qué creen que han ido contra usted y no contra otro político del gobierno que esté en el Ecuador?

    La respuesta es muy simple, en Ecuador hay elecciones presidenciales en el 2021 y hay un afán en la oposición de descartar, desarmar y eliminar a todas persona que pueda representar una amenaza política en el futuro, Me ven como un riesgo político para el futuro en el Ecuador. Eso más bien me debe llenar de satisfacción porque si fuera una persona  que no merece atención pública no se tomarían tantas molestias para montar todo este juicio político y todos esos argumentos falsos. Hay un afán de minar, de gastar la imagen de una persona que eventualmente podría tener un futuro político en el Ecuador.       

    ¿Lo tiene? ¿Se va a postular usted a la presidencia de su país? 

    Yo creo que es un poco temprano y mi compromiso fundamental en este momento es hacer una Asamblea General de Naciones Unidas que sea impecable, que sea recordada, que cada vez que la gente piense en la presidencia ecuatoriana diga: “ese fue un punto positivo para la ONU, para el sistema multilateral y un punto positivo de imagen internacional para el Ecuador».

    No lo descarta entonces.

    No lo descarto pero ahora estoy con todos mis sentidos y energía puesta a hacer todo impecable porque represento a mi país el Ecuador.

    ¿Cómo ve usted ese distanciamiento entre el expresidente Correa y el presidente Lenin Moreno? ¿Cómo lo lleva usted habiendo tenido buenas relaciones con ambos?

    Yo diría que, para cualquier país, el futuro se construye en función de una utopía, de un proyecto país, de proyectar y crear en función del amor y patriotismo. Tiene que llegar un momento de agotamiento en el tema de la violencia política, de la revancha, del odio, eso no es lo que quieren y esperan los ecuatorianos. Quieren empleos, un futuro predecible, sentir orgullo de ser ecuatorianos, saber que sus hijos van a poder tener una educación  de calidad, que van a poder ser profesionales y van a poder tener un empleo en el futuro. Que las personas van a poder tener el derecho de la seguridad social que les dé seguridad y confianza Eso es lo que quiere cualquier ser humano. La opinión publica del Ecuador se ha cansado de la confrontación, de la polarización y la violencia política. Es momento de comenzar a unir, a construir puentes, a pensar en un proyecto país para el futuro. Y si me preguntan a mí, tiene que ser un proyecto humanista, progresista y ecologista y eso es lo que quieren las nuevas generaciones de ecuatorianos.

    Si no se resarcen esas heridas, esas separación, es posible que la derecha pueda llegar al poder porque esa segmentación del voto pudiera favorecer al candidato opositor.

    Yo creo que esa es la triste historia del progresismo en el mundo. Que por una fragmentación excesiva de las fuerzas que coinciden en más cosas que las dividen potencian las fuerzas de derecha conservadoras. Aquí hay un solo antídoto, se requiere una gran alianza, un gran puente una gran concertación de las fuerzas progresistas y humanistas.

    ¿Y cree que eso es posible ahora, con una petición de extradición para el señor Correa?

    Yo soy una persona optimista, incluso en el duro mundo de la política. Yo creo que la única salida posible para el Ecuador es una gran fuerza de convergencia democrática y progresista y ahora eso requiere un proceso de reconciliación y un compromiso con las generaciones más jóvenes. Un país no se construye con el odio y la revancha . Un país se construye con la utopía, con un proyecto  nacional. De eso se trata.

    ¿Cuál es el balance del trabajo de este último año al frente de la Asamblea de las Naciones Unidas?

    Creo que en mi presidencia he instalado en la agenda multilateral y mundial algunos temas de fundamental importancia como los temas de igualdad de género, empoderamiento y derechos de las mujeres. Hemos promovido una gran campaña contra todas las formas de violencia y discriminación contra las mujeres a nivel mundial, que ha tomado un gran espesor. El Otro gran tema ha sido el tema del cambio climático, de los efectos devastadores del cambio climático, pero a la vez también de salud de los océanos y una campaña mundial contra los plásticos de uso único. Hemos tenido socios estratégicos muy importantes para que la campaña continúe más allá de mi presidencia, como National Geographic, una serie de artistas de alfombra roja que se han comprometido de esta campaña mundial contra los plásticos… Hemos logrado que la sede de las Naciones Unidas sea un lugar libre de plásticos de uso único. Así que eso también yo creo que queda para el futuro. También el trabajo sobre temas de derecho de los migrantes y refugiados ha estado en el centro de mi gestión. Los temas sobre el rol de los jóvenes para construir la paz y la seguridad. Esto es muy importante para el continente africano donde dolorosamente estamos viendo un exacerbación del extremismo violento. Todo lo que he mencionado quedará anclado de manera permanente en la agenda multilateral, en la agenda de las Naciones Unidas. Como mujer latinoamericana me siento muy orgulloso a de haber contribuido a fortalecer el sistema multilateral.

    De hecho, usted es la primera mujer latinoamericana que ha presidido la institución. ¿Cómo ve ahora mismo la situación de las mujeres en Latinoamérica?

    Yo diría que está instalado el discurso, la narrativa. Lo políticamente correcto es la paridad entre hombres y mujeres. Lo políticamente correcto es que las mujeres estén en espacios de toma de decisiones. Si vemos a nivel mundial, el 75% de los parlamentarios del mundo son hombres, solamente el 25 son mujeres. De los 193 estados miembros del sistema, apenas hay 20 mujeres presidentas, jefas de estado o de gobierno. Es decir ha habido un retroceso, y en América Latina hay que reconocer, en primeras ministras y presidentas, hemos ido también en declive. He hecho mucha fuerza en posicionar la idea de que necesitamos más mujeres en espacios de toma de decisión. En el sector privado las cifras son aún peores. De las 600 empresas más importantes del mundo, hay menos del 4% que pertenecen a los cuerpos gobernantes de esas empresas o que son CEOs. Entonces en el sector privado también hay mucho que hacer. No es que sea un tema de óptica, de estética, es un tema de justicia, es un tema de democracia. Es cierto que las mujeres aportamos y mejoramos los sistemas de gobernanza y los procesos de toma de decisión. Así lo dicen los números y cifras y tenemos que seguir luchando. Creo que debemos acelerar las acciones en favor de la paridad y de la igualdad.

    ¿Está a favor de la paridad por ley? ¿Hay que obligar a los gobiernos para que exista un porcentaje equivalente de hombres y mujeres en instituciones públicas y empresas privadas?

    Tengo que reconocer algo, yo he ido en evolución. En un primer momento defendía que  el sistema de cuotas y la acción afirmativa no era necesaria. Creía que la sociedad iría despertando a la necesidad de estructuras y formas de gobernar de forma paritaria. Pero resulta que no ocurrió así. Por lo tanto hemos visto que el sistema de cuotas, los sistemas de acción afirmativa dan resultado. Claro que tienen que ser medidas temporales. Lo ideal es llegar a un momento en la historia de la humanidad en la que no haya necesidad del sistema de cuotas porque la sociedad automáticamente actúe de una determinada manera. Estuve hace un par de meses en Finlandia, en una reunión realmente apasionante con la expresidenta de Finlandia, donde me dijo que en su país, cuando ella estableció el sistema de cuotas, fue muy criticada, por eso de que es un privilegio para las mujeres, etcétera. Y ahora ella me dice son los hombres los que le agradecen porque la sociedad finlandesa está mucho más abierta a nombrar mujeres, a votar por mujeres y ahora son los hombres los que agradecen tener un sistema de cuotas porque sino no, serían ellos lo que no estarían presentes en los espacios de toma de decisión. Así que, finalmente, el sistema de cuotas y la acción afirmativa sí funciona.

    La lucha contra los plásticos de un solo uso ha sido otra de sus prioridades. Por supuesto que hay que concienciar a la gente pero también a las compañías que los siguen utilizando pese a que hay alternativas.

    Bueno el esfuerzo que he hecho como presidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas es un esfuerzo que ha tenido mucho eco. Me siento realmente más comprometida aún, porque ha habido una respuesta muy fuerte del sector privado que dice sí, efectivamente. El programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente firmó hace unos meses un pacto con las 200 empresas más grandes que producen material plástico de uso único. Más o menos son las empresas responsables del 20% de la producción de plástico de uso único que se han comprometido a entrar en un proceso progresivo de cambio de líneas de producción. El sector privado está comprometido en su mayoría, y eso es una gran ventaja. Del lado de consumo es muy importante y estamos trabajando ahí para que los jóvenes, para que la sociedad realmente tome decisiones sobre lo que compra y consume, y, yo diría, la armonía entre las dos, la convergencia entre las dos, es lo que realmente nos va a permitir dar un salto cualitativo. No puede ser que 13 millones de toneladas de plástico vayan anualmente a los océanos. ¡13 millones de toneladas! Cuando uno quiere imaginar eso gráficamente no se puede siquiera imaginar, pero los plásticos están destruyendo los océanos, destruyendo los ecosistemas, afectando profundamente nuestra salud como seres humanos. Así es que yo creo que la conciencia está ahí. Tenemos que cambiar nuestras formas de producir y consumir. Y en eso estamos trabajando. Yo le he dedicado mucha pasión, mucho compromiso, pero también mucha fuerza política a ese cambio de comportamiento y esa alianza estratégica con el sector privado y los consumidores.

    ?Le estoy escuchando  y es evidente que está satisfecha con su legado, que ha sido útil su trabajo en Naciones Unidas. Le quiero preguntar por la utilidad de la institución en sí. ¿Hoy más que nunca es necesaria la ONU? Y le pongo como ejemplo que el actual presidente de los Estados Unidos ha hecho declaraciones menospreciando su labor.

    Bueno, efectivamente, yo creo que algunos actores a nivel internacional cuestionan la eficiencia, la oportunidad en responder a los grandes problemas mundiales de las Naciones Unidas. Pero la gran mayoría, yo diría, casi la totalidad de países, y más allá de los gobiernos, la sociedad, la sociedad planetaria, está diciendo que los problemas que tenemos hoy en la humanidad requieren acción colectiva y requieren un liderazgo mundial. Me parece que es así, y yo viajo bastante, los jóvenes, los universitarios, el sector privado… ¿Cómo responder a la crisis climática? ¿Cómo responder, por ejemplo, a la migración, a la crisis de migración y de refugio que estamos teniendo? ¿Cómo construir la paz y la seguridad mundial? Naciones Unidas es un aparato de estructura intergubernamental, pero donde participa la sociedad civil. Pasa mucho por las decisiones de los Estados, pero es una responsabilidad compartida entre todos y tenemos un brazo ejecutor que muchas veces se desconoce lo que hace. Ese gran brazo ejecutor son nuestros programas y fondos, nuestras agencias especializadas, UNICEF, el Fondo de Población, el Programa para el Desarrollo. Cuando uno dice que las Naciones Unidas dan alimento a 80 millones de personas por día. Las Naciones Unidas son los primeros, somos los primeros en llegar a situaciones de desastre, de riesgo, en un huracán, en un terremoto. ¿Quién está ahí en primera fila? Son nuestros brazos recuperadores. Por lo tanto yo creo que el rol de Naciones Unidas es irremplazable y que ahora para resolver el problema del cambio climático, el terrorismo, la migración, realmente lo que se necesita es más cooperación, más Naciones Unidas. Obviamente que tenemos que ser cada vez más eficientes, estar a la altura de lo que la realidad exige. Y en ese proceso estamos, en proceso de reforma, de reinvención. Creo que Naciones Unidas es una organización más pertinente y más necesaria que nunca.