Esta semana no solo se oficializó lo que muchos sabían: Rothschild fue contratada por el gobierno de Nicolás Maduro como asesor financiero para la negociación de la deuda, sino que el factor sorpresa se presentó en momentos delicados para avanzar en la vía electoral. El elemento impulsor de estos imponderables ha sido la relación que fluye entre Maduro y el gobierno de Estados Unidos, se señala en el semanario Exclusivas Económicas.
Adicionalmente, ha sido sorprendente para muchos el apoyo mostrado por María Corina Machado al candidato de la Unidad: Edmundo González Urrutia, luego del mal precedente que marcó el anuncio de esta candidatura unitaria por parte del presidente de la Plataforma Unitaria, Omar Barboza, y no de la propia Machado.
¿Cómo interpretar estos hechos? Hay algunos antecedentes que nos pueden ayudar a entender. Hasta la mañana del día martes 23 de abril, la decisión de ilegalizar la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática estaba tomada dentro del chavismo.
Sin embargo, cuando se esperaba un anuncio que parecía inminente se dieron las declaraciones del embajador de Estados Unidos, Francisco Palmieri, en las que destacó que este momento es crucial en la relación entre Estados Unidos y Venezuela y que las decisiones de su país sobre las sanciones al sector petrolero no eran «definitivas».
María Corina Machado, quien logró un pequeño triunfo al lograr sacar del juego a Manuel Rosales, gobernador del Zulia y candidato presidencial por Un Nuevo Tiempo, se ve comprometida a seguir la ruta electoral y no llamar a la abstención. Sabe, además, que no seguir esa ruta es afectar la negociación entre Estados Unidos y Venezuela, algo que en este momento no le conviene, sobre todo si dentro de sus planes futuros está el seguir siendo la líder de la oposición gane o pierda González Urrutia.
Finalmente, el anuncio de la contratación de la firma Rothschild como asesora del gobierno resulta estratégico para ese día después de las elecciones presidenciales. Si bien Maduro está apostando a ser ganador, también está mandando un mensaje a los mercados internacionales en su intensión por limpiar la imagen de su gobierno y presentarlo con una actitud más moderada como recomienda el marketing político.
Todos estos hechos marcan un ritmo diferente en la dinámica venezolana que luce delicada, pero ya muestra signos plausibles de que la transición llegó para quedarse gane quien gane.