El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió a puerta cerrada este miércoles con el enviado del organismo para Yemen, en un intento por salvar un acuerdo de tregua estancado y que se considera crucial para los esfuerzos diplomáticos dirigidos a poner fin a la intensa guerra en ese país.
Martin Griffiths, enviado de la ONU, se presentó a puertas cerradas ante el Consejo para aportar los últimos informes sobre la complicada situación registrada en Yemen.
El gobierno de Yemen y sus aliados Arabia Saudita y Emiratos Árabes acordaron en conversaciones con los rebeldes hutíes hace casi un mes iniciar un redistribución de fuerzas desde la ciudad portuaria de Hodeida, pero hasta ahora nada ha sucedido concretamente en el terreno.
Junto a Griffiths, ingresó para dar su testimonio al Consejo el general Michael Lollesgaard, quien encabeza una nueva misión de la ONU para monitorear la redistribución de fuerzas en Hodeida.
Antes de la reunión del consejo, el enviado se reunió con los embajadores de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, China y Rusia, los miembros permanentes del Consejo.
El pasado 19 de febrero Griffiths había declarado al Consejo que la etapa inicial de retirada de tropas se llevaría a cabo en los próximos días, marcando el primer paso concreto hacia la reducción de la escalada bélica.
La redistribución se acordó inicialmente en diciembre en virtud de un acuerdo de alto el fuego alcanzado en Suecia, visto como un gran avance hacia la finalización de la guerra devastadora que ha llevado a Yemen al borde del hambre.
Diplomáticos de la ONU dijeron que los hutíes se estaban negando a retirar de los puertos de Saleef y Ras Issa, según lo acordado, debido al temor de que las fuerzas vinculadas a la coalición liderada por los saudíes se apoderen de esas instalaciones.
El conflicto ha generado la mayor emergencia humanitaria a nivel mundial.
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