La moda colombiana continúa en su tercera jornada con propuestas aún más contundentes que nos remontan al origen de una Latinoamérica universal, al rescate de las tradiciones y la emocionalidad que existe tras las historias que cuenta una colección. El día empezó con Mulierr una marca novel en el mercado colombiano que utilizó el tejido de punto como el leitmotiv para crear una propuesta en la que las telas drapeadas y las formas orgánicas se convirtieron en el punto focal de la pasarela. El caribe y el mar se vieron representados a través de una estupenda puesta en escena, sin contar las mallas de estilo pescador que componían muchas de las piezas.
Jorge Duque cautivó a todos con una pasarela que más allá del nombre colección corresponde a un manifiesto, en el cual reflejó vivencias personales por las que pasó en los últimos tiempos. Con una perfecta ejecución, Duque, se apropió de los volúmenes e hizo de lo imposible cosas extraordinarias que recordaron el trabajo de maestros como Cristóbal Balenciaga y Paco Rabanne. Las mangas jamón, los volantes y los textiles metalizados, así como el uso de materiales inesperados como el nylon, pvc, acetato, poliamida y acero inoxidable hicieron de su pasarela, la más aplaudida de la faena.
La cuota masculina de la jornada estuvo a cargo de Lina Cantillo, diseñadora famosa por su impecable trabajo de sastrería. El Ropero masculino a través de historias fue el eje central de su propuesta, en la que reunió una mezcla bien heterogénea de referencias tanto estilísticas como de la historia del vestuario. Generar emociones a través de cada pieza fue el objetivo de la creadora neogranadina. Los cortes holgados y oversized retomaron el armario para el hombre, en lo que corresponde a la próxima temporada primaveral.
