Solo Dios sabe todas las lágrimas que he derramado por esta situación. Yo, que estoy donde mi abuela, no me imagino quienes no tienen dónde quedarse, le contó a HispanoPost Gerardo Fernández, de 29 años de edad. Él es uno de los casi 1.050 venezolanos varados en Estados Unidos.
Recientemente, el diputado a la Asamblea Nacional, Carlos Valero, denunció que aproximadamente tres mil venezolanos se quedaron varados fuera del país luego que la administración de Nicolás Maduro ordenara el cierre de fronteras y prohibiera los vuelos a causa de la pandemia.
La mayoría de estos venezolanos que, como Gerardo, se encontraban en otros países por turismo, visita a familiares, trámites académicos o de salud, entre otros, piden al Estado autorización para que las aerolíneas ofrezcan vuelos humanitarios de repatriación.
No obstante, unos pocos en medio de la necesidad y la desesperación han decidido tomar vías alternas para reingresar al país, por lo que han sido calificados por Maduro como trocheros. Esto ha alimentado el discurso oficial, que acusa a estos venezolanos de ser bombas biológicas tras el aumento de casos positivos de COVID-19 en el país.
Cristina Mujica, una de las encargadas de mantener organizado y comunicado a este grupo de venezolanos en Estados Unidos, aseguró que ninguno viajó con interés de migrar. Vinimos por turismo, visita familiar, beca, atención médica. La mayoría tiene más de cinco meses varados. Mujeres que han dado luz acá, sin acceso a la salud porque no pueden costearlo o a lo mejor ya lo habían pagado en Venezuela y no lo pueden volver a pagar, dijo.
Cristina explicó que muchas de estas personas ya se consumieron el presupuesto que tenían para 15 días en Estados Unidos: Hay gente durmiendo en casa de amigos o refugios, solicitando comida en las iglesias. Este es el caso de Gerardo, quien viajó el 28 de enero, por un mes, para visitar a su abuela. Su pasaje de regreso tenía fecha para el 18 de marzo y el vuelo ha sido pospuesto en cuatro ocasiones.
Familias separadas
Gerardo, quien se encuentra viviendo en casa de su abuela, sobrevive con los pocos ahorros que le quedan en Venezuela, mientras su familia intenta hacer lo mismo acá, a pesar de la falta que él hace. Mi esposa está con mis tres hijos allá, y bueno, el tiempo de estar lejos de casa y de mis hijos, sin mi trabajo, ha sido muy fuerte, dijo.
Aseguró que la lejanía y la situación le ha provocado algunas complicaciones de salud: Extraño mucho a mi familia, no me esperaba este golpe tan duro que nos ha dado la vida, estamos relativamente vivos. He pasado por problemas de salud. Enfermedades como depresión, tristeza, nervios, pérdida de peso incontrolable, por la misma situación que estamos acarreando de tanto tiempo sin poder volver.
Cristina contó que su pequeño hijo cumplió su primer año lejos de su papá. Se nos ha impedido el derecho a la alimentación, el derecho a los niños que están acá a estar con sus padres. En el caso de mi hijo, ingresó a Estados Unidos con siete meses, hoy tiene 1 año y no ha podido regresar con su padre.
Para mí se ha convertido en un sueño poder estar en mi casa, con mi familia y poder controlar los problemas que he ido acarreando por estos meses lejos de la casa. Iba a ir a un médico acá, pero era mucho dinero y preferí no ir para no gastarme el dinero que debo invertir en poder volver. Ya me estoy quedando sin ahorros, confesó Gerardo.
Unidos buscando soluciones
El pasado fin de semana estos venezolanos acudieron al Consulado de España en Miami, para solicitar la mediación del gobierno español en la solicitud de un vuelo de repatriación, pues la situación es cada vez más compleja. Hemos hecho la solicitud para que nos autoricen un vuelo, porque muchas entradas se están venciendo y nos ha tocado hacer una extensión de la visa de turista que tiene un costo de 450 dólares, contó Cristina.
Muchos no lo pueden pagar, por lo que están considerando no hacer la extensión y adherirse a que se trata de una causa mayor, implorando que nos permitan estar aquí de forma legal mientras esto termina. No tenemos intención de migrar, que se nos dé un estatus temporal. No tenemos intención de cambiar nuestro estatus en Estados Unidos, agregó la venezolana.
Para Gerardo, poder volver a su hogar es un trabajo en conjunto, entre la administración de Nicolás Maduro, las aerolíneas, Dios y los venezolanos en su misma condición. Es nuestro trabajo seguir luchando para poder volver. Hemos hecho concentraciones y hemos buscado ayuda, pero no hemos encontrado nada. Dios es el que nos mantiene firme, sé que nos tiene que ayudar pronto porque está fuerte la cosa.
El parlamentario también indicó que, de los más de 3.000 venezolanos varados por el mundo, hay al menos 30.000 en lista de espera para regresar al país desde Colombia, pero la administración de Maduro solo le permite la entrada por las fronteras a 900 venezolanos semanalmente. Lo cual está ocasionando un embudo migratorio, que trae como consecuencia que nuestros hermanos se vean obligados a entrar por las mafias de las trochas, advirtió Valero.
Gerardo explicó que entre varios se han organizado para pensar en nuevas posibilidades. Si Venezuela no abre el 15 de agosto, Colombia tiene pensado abrir su espacio aéreo el 1 de septiembre. Pensamos volar a Colombia y entrar a nuestro país por vía terrestre. Porque allá esta mi familia, mis hijos, mi esposa, mi hogar, mis padres, mi trabajo, absolutamente todo. En este país no tengo nada, acá simplemente soy un turista.
Solo queremos que nos den derecho a un vuelo de repatriación que estamos dispuestos a pagar con nuestros fondos. Tiene que tener escala en México o República Dominicana o en otro país que tenga su espacio aéreo abierto, como fue la forma de ingreso que tuvimos todos con un vuelo con escala en alguno de estos destinos, dijo Cristina.
Sobre la excusa de las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump a los voceros de Maduro, Cristina indicó: El tema de las sanciones no es relevante. Estamos pidiendo un vuelo desde un país que no será Estados Unidos, a donde nosotros nos trasladaríamos por nuestros propios medios. Todos los que estamos implorando retornar a nuestros hogares estamos sanos, nadie tiene COVID. Nos hemos hecho la prueba y estamos dispuestos a volvérnosla hacer, además de cumplir con la cuarentena.