La escasez de combustible en Venezuela, sin duda alguna, viene afectando la calidad de vida de los ciudadanos. Personas que hace algunos años hicieron un sacrificio para comprar un automóvil, como una manera de superación personal, hoy en día se arrepienten de tenerlo por lo costoso de mantenerlo y porque ahora ni siquiera pueden surtir combustible.
Hispanopost conversó con dos propietarios de vehículos que han expresado su preocupación porque no tienen la posibilidad de hacer colas para comprar combustible subsidiado y tampoco pueden pagar la gasolina premium porque sus ingresos no se lo permiten.
Valentina Hernández es madre soltera de un adolescente, licenciada en Educación y trabaja en un colegio privado que le paga un salario base y una bonificación mensual en dólares. Desde que aparecieron los primeros casos de contagio por COVID-19 en Venezuela se encuentra teletrabajando. Compró su vehículo de segunda mano hace más de 10 años. Pidiendo un préstamo en la caja de ahorro de su trabajo de entonces y reuniendo tanto utilidades como vacaciones, logró cumplir su meta.
Compré el carro hace más de 10 años, era de segunda mano, pero estaba en muy buenas condiciones. Se lo compré a una profesora amiga mía y me costó 45 mil bolívares. Me compré el carro porque nadie en mi familia directa había tenido un vehículo, y eso nos ayudó mucho porque salíamos a pasear, para hacer el mercado. A la hora de una emergencia el carro siempre estaba disponible y, además, el sueldo me daba para mantenerlo. Hoy en día ni siquiera le puedo echar gasolina porque solo me alcanza para pagar la subsidiada. Pero tampoco me da tiempo para hacer seis o siete horas de cola porque si no pierdo el día de trabajo, explicó.
Señaló que como docente tiene horarios para dar clases, corregir trabajos, tareas, asignaciones y preparar el material para las actividades de la semana, mientras los fines de semana los destina para realizar las labores del hogar y ayudar a su hijo con sus deberes.
Cuando comenzó lo del pico y placa si pude echar gasolina subsidiada varias veces, porque las colas eran relativamente cortas y uno perdía una hora o un poco más. En los últimos dos meses es imposible echar gasolina, porque mínimo son cuatro o cola horas de cola cuando se tiene suerte. Cuando el número de placa me cae fin de semana, la situación es peor, porque las colas son más largas y como madre debo atender mi casa y a mi hijo. Por lo tanto, se me ha hecho imposible surtir gasolina, contó.
Mis ingresos no me dan para gastarme 20 0 30 dólares mensuales en combustible y por eso decidí parar el carro. Cuando todo esto mejore, pues iré hasta una bomba a ver si me venden unos 5 litros para echárselos y luego llevar el carro para que me llenen el tanque, indicó.
Al ser consultada si estaría dispuesta a vender el vehículo, Hernández respondió con un rotundo y claro no. Si lo vendo, qué me puedo comprar en un futuro, pues nada. Entonces prefiero tenerlo parado y cuando Dios quiera lo utilizaré y lo iré recuperando. La verdad, yo no vendo mi carro por nada del mundo, sentenció.
Gilberto Colmenares es un hombre con más de 70 años de edad, tiene un carro modesto que compró hace varios años marca Toyota y también decidió no utilizarlo para evitar que se le acabe el combustible.
La última vez que pude echar gasolina fue hace dos meses en la bomba que está en el kilómetro 1 de la carretera Panamericana, porque esa es subsidiada e hice como dos horas de cola. Ahorita tengo menos de un cuarto de tanque. Soy trabajador jubilado y pensionado y lo que gano no me alcanza para echar gasolina importada, señaló.
Ya con 72 años me cuesta mucho estar mucho tiempo sentado, además tomo medicinas con diuréticos para la tensión y debo ir al baño muchas veces durante el día. Entonces se me hace muy cuesta arriba hacer colas de ocho y 10 horas para echar gasolina. Mi único hijo vive fuera del país, pero lo poco que nos manda los usamos para comprar comida. Por lo tanto, ni mi esposa ni yo, estamos en condiciones para pasar una noche en una cola de gasolina, comentó.
Exhortó a las autoridades para que permitan el suministro de gasolina subsidiada solo con el número de cédula. Algunos vecinos más jóvenes se me han puesto a la orden para hacerme la cola, pero igualmente debo ir hasta la bomba para poner mi huella en el biopago. La gente del gobierno debe permitir que con la cédula o con el carnet de circulación del carro, alguna otra persona pueda hacerle a uno el favor de echar gasolina, indicó.
Colmenares aseguró que jamás pensó que pasaría por una situación parecida a la que está viviendo hoy en día. Este país tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, pero no tenemos gasolina. Eso es inaudito. Lo peor de todo es que estamos dependiendo de otros países y eso no puede ser. Cuando llega la gasolina de Irán, si se puede conseguir gasolina en las estaciones subsidiadas, pero cuando se acaba toda la producción de aquí las mandan para las bombas en dólares y las bombas que surten al transporte público. Ahorita no hay gasolina en ninguna parte y tenemos que calárnosla, lamentó.
Al preguntarle si estaría dispuesto a vender su vehículo, aseguró que por ahora no lo hará. No hay mal que dure 100 años como dicen. En algún momento, cuando ya el cuerpo no me dé, tendré que vender el carro, pero por ahora yo tengo la esperanza que antes de hacerlo pueda ir a echar gasolina como se hacía antes, afirmó.
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