Tan solo 33 horas después de haber ocupado el cargo, un comando armado ingresó al domicilio de la alcaldesa Gisela Mota y la ejecutó frente a su familia, el crimen se suma a los que han posicionado a Temixco, localidad a escasos 100 km de la ciudad de México, como uno de los municipios más violentos del país.
Mota sería la primera mujer en ocupar el cargo, en una comunidad de 108 mil habitantes cuyo control se disputan los cárteles de droga por si importancia en el trasiego de estupefacientes. La ejecución de la funcionaria se suma a los alrededor de 100 ataques dirigidos a ediles de los últimos diez años, de los cuales 73 han sido exitosos.
En su lucha por el territorio, los grupos criminales buscan vulnerar las autoridades locales, ya sea coludiéndose con ellas como en el caso de José Luis Abarca, el alcalde guerrerense cómplice de la desaparición de 43 estudiantes, o amedrentándolos y eventualmente eliminándolos para hacerse del control de las fuerzas policiales.
Gisela Mota, de extracción perredista, había rechazado la asignación de una escolta a pesar de ser conocida la presencia del cartel «Los Rojos» en la zona que por su ubicación representa un punto de tránsito importante para distintas actividades criminales.
El operativo policial reportó la detención de dos de los sicarios, quienes declararon haber recibido un pago de 500 mil pesos por la ejecución.
La alcaldía de Temixco, que opera a medias desde el deceso de la edil, acumula grandes deudas en concepto de pagos caídos a sus trabajadores, mientras que algunos ciudadanos declaran estar igualmente amedrentados por criminales y la policía local.
