Yo había hablado con mi socia para volver al trabajo, pero como los centros comerciales no abrieron todas las tiendas nos tocó esperar el anuncio de las medidas para esta semana, contó Beatriz, quien en sociedad con Lorena tiene dos locales de bisutería en Caracas. El domingo le volvimos a decir a los empleados que no abriríamos, al menos no esta semana, agregó.
Pese a que para muchos desde la administración de Maduro se tomaron medidas preventivas oportunas desde el 13 de marzo cuando aparecieron los primeros casos de coronavirus en el país, el lunes 22 de junio Venezuela superó la barrera de los 4.000 casos de COVID-19, con el diagnóstico de 4.048 personas contagiadas y 35 personas fallecidas.
Luego de dos desescaladas del confinamiento, primero se aplicó la fórmula conocida del 10+5 y luego, una semana después, una nueva estrategia de 7+7, la curva de contagio ascendió aceleradamente, lo que obligó a la administración madurista a suspender la flexibilización, por lo menos, por esta semana. Sus funcionarios anunciaron la radicalización de la cuarentena por el avance del coronavirus.
La alegría de volver a salir a la calle me duró poco. El jueves me llamó el coordinador de la empresa para decirme que posiblemente nos reincorporábamos el lunes. El domingo me volvió a llamar y me dijo que no, contó, Flavio quien se dedica al diseño gráfico y trabaja en una agencia de marketing digital. La verdad, estoy aburridísimo en casa, necesito volver a la oficina, explicó.
¿Medidas ineficientes?
El COVID-19 llegó tarde a Venezuela en comparación con el resto de las naciones de la región y, aún más, con respecto a Europa. En el país hubo cierta oportunidad para que los ciudadanos se educaran sobre las medidas de prevención y las consecuencias de la enfermedad que, a mediados de marzo, se convirtió en pandemia.
Con la llegada del combustible iraní al país, tras semanas de largas e intensas colas de personas esperando para poder surtir sus vehículos o motos, Maduro anunció la implementación de la primera desescalada.
Yo siempre dije que nos mantuvieron encerrados los primeros meses por la gasolina, comentó Beatriz. Fue muy torpe de parte del gobierno flexibilizar la cuarentena justo después de que llegara la gasolina, porque todos nos dimos cuenta que nos querían en cautiverio para que nadie protestara.
Por su parte, Flavio se mostró preocupado. Yo llevo medio año asustado. Me da miedo salir, socializar y hacer cualquier cosa que me acerque al COVID. Me ilusioné con la idea de volver a la oficina, pero tampoco estaba muy de acuerdo porque los casos están aumentando como locos.
Otra vez al encierro
Solo una semana bastó para que los casos de contagios confirmados en el país pasarán de 3.062, de acuerdo con el reporte del pasado 15 de junio cuando se inició el 7+7, a 4.048 casos según lo indicado por Jorge Rodríguez la noche del 22 de junio.
No lo han hecho bien. Maduro empezó bien porque nos encerró a tiempo, pero cuando llegó la gasolina nos hicieron como al principio de una carrera de caballos. Nos gritaron: Partidaaaaa y salimos todos como caballos desbocados a romper la cuarentena para echar combustible, sentenció Manuel.
Llámame loco, pero yo diría que lo hicieron a propósito. Sabían que la gente estaba desesperada por comprar gasolina, por eso nadie dijo nada del precio ni siquiera, y luego flexibilizan la cuarentena. Obviamente, los casos iban a aumentar, porque la gente se alborota, añadió.
El nuevo protocolo sanitario de emergencia anunciado por Maduro estimaba el cierre del Metro de Caracas, el Ferrocarril de Valles del Tuy y la suspensión del transporte superficial. Aunque fueron suspendidas las actividades los dos primeros, algunos ciudadanos pudieron trasladarse el lunes pasado a sus trabajos en autobús, tras hacer largas colas de espera.
También fue dispuesto el servicio de Metrobuses que cubrirían la ruta del subterráneo. Más tarde, el lunes 22 en la alocución nocturna diaria, se anunció la reapertura de algunas estaciones de Metro y extremas medidas de chequeo a salvoconductos de los transeúntes.
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