COVID-19 sumó nuevos retos a los trabajadores de la prensa

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    Informar en tiempos de pandemia se ha convertido en el nuevo reto de los trabajadores de la prensa. Ya no es solo que se oculte la información oficial o las represalias y la persecución política contra periodistas y fotorreporteros, ahora también deben protegerse contra el COVID-19 y afrontar las consecuencias de la crisis en Venezuela, como la escasez de combustible.

    En esta cuarta entrega de Héroes sin capa, traemos los testimonios de tres hombres, entre muchos otros profesionales, dedicados a mantener informada a la población. En el día a día de quien debe salir a la calle en busca de la noticia, el temor se equilibra con las ganas de hacer bien su trabajo.

    “Confieso que me da miedo salir, ver a la gente un poco desesperada en la cola, pero también he visto a un pueblo aguerrido, que le echa piernas y se da ánimo para salir a la calle a seguir bregando”, confesó Raúl Romero, fotorreportero de HispanoPost, quien desde el comienzo de la cuarentena ha recorrido las calles de Caracas y Los Teques, recogiendo historias.

    “Mi papá me forma un lio cada vez que voy a trabajar porque es peligroso”, dijo Félix Saturno, productor de la emisión meridiana de un canal de televisión nacional. Hijo de una pareja de la tercera edad y con una hermana viviendo en el exterior, explica que, siguiendo las recomendaciones, es siempre el designado para hacer las compras de la casa, además de salir a cumplir con su trabajo.

    Luis Alejandro Laya, corresponsal en Caracas de una cadena colombiana de noticias, asegura que, a pesar de respetar cabalmente las medidas de precaución y los protocolos de higiene, le atemoriza la idea de convertirse en un portador y posteriormente foco de infección.  “A mí me preocupa contagiarme en la calle y venir a contagiar a mi familia o a las personas que me rodean, como mi equipo de trabajo. Creo que ese es el mayor temor de quienes estamos en la calle”.

    Lo veo y lo cuento

    Romero explicó que en sus recorridos ha visto de cerca la necesidad, y es que muchos venezolanos viven al día, a lo que se suma la escasez de combustible y el alto costo de los alimentos. Esto los ha obligado a hacer de ‘tripas corazón’ y tomarse la pandemia con calma mientras salen a la calle a rebuscarse el sustento diario.  

    Contó que al principio de la cuarentena “hubo mucho miedo”. “Últimamente me ha tocado cubrir solo en la ciudad de Los Teques, porque la escasez de gasolina impide muchísimo el traslado hacia  Caracas. Las colas son interminables para echar gasolina, también está la falta de gas y agua en sectores populares”, dijo.

    “Me ha tocado ver cómo las personas van a buscar agua a pie. A pesar de que nos dicen ‘quédate en casa’, en las bombas de gasolinas hay colas kilométricas, en los carros hay hasta 4 personas adentro. Los motorizados duran días para poder echar gasolina, llegan de a 8 o 10 y duermen en el piso todos juntos, sin ninguna norma básica de higiene”, agregó.

    Laya afirmó: “A mí me encantaría quedarme en mi casa y cumplir la cuarentena, alejándome lo más posible del virus. Salir solo a lo más específico, como ir a la farmacia o al automercado, pero nuestro trabajo es de estar en la calle, salir y buscar la noticia. Uno se expone y expone a su familia. Aunque en Venezuela hemos pasado situaciones complicadas, esta es particular, suena a cliché, pero nadie ha vivido algo como esto nunca y ha sido un aprendizaje diario”.

    Sacrificios

    Saturno explicó que en la planta televisiva limitaron los horarios y grupos, de manera de que no haya aglomeración de personal. Les dotaron del material de bioseguridad y dispensadores de gel antibacterial en los pasillos del canal, además de un transporte para quienes no poseen vehículo.

    “Yo cumplo la guardia de 8 de la mañana a 1 de la tarde y, a pesar de la preocupación de mis padres, salgo a trabajar. Con suerte yo tengo mi carro, vivo cerca del canal y justo antes de que comenzara la pandemia se llenaron los tanques de los dos vehículos de la casa. Ahora, cuando el combustible se acabe no sé cómo vaya a hacer”, destacó.

    Además, a Saturno, como a la mayoría de los venezolanos, también le afectan las fallas en los servicios públicos y en la conexión a Internet: “Por la situación me suspendieron las vacaciones que comenzaban el 13 de abril y a veces los días que no me toca trabajar falla el Internet, así que prefiero ir al canal para mantenerme informado y poder llamar a mis familiares”.

    Laya, quien también se moviliza en vehículo particular hasta su trabajo, explicó que aun en cuarentena se demora entre 15 y 25 minutos trasladarse entre los municipios Libertador y Chacao. Al llegar a medio disponen de un transporte que los lleva a cubrir las noticias. “El conductor vive en Guarenas y ha habido ocasiones que no ha logrado llegar, aunque no es una constante. Todos necesitamos combustible, tanto él para llevarnos hasta la noticia como nosotros para llegar al trabajo”.

    Añadió que acostumbrarse a las nuevas formas de relacionarse con terceros ha sido un aprendizaje para él. “Nuestro trabajo depende de mantener contacto con la gente, ha sido un aprendizaje diario mantener las distancias para cuidarse a uno mismo. Ha sido una situación tensa que se suma a lo que vivimos a diario en nuestro trabajo, con las limitaciones para la prensa, el trato con funcionarios públicos, limitaciones a las fuentes oficiales. El virus llegó en un momento de crisis absoluta para el periodismo en Venezuela y nos ha sumado un montón de retos”.

    El reportero lamentó que no se respete el derecho a la libre prensa en medio de una pandemia mundial. “Algunos funcionarios te tratan peor que a un ladrón y es lamentable ese tipo de cosas. Tengo compañeros que los han detenido, les han mandado a borrar el material o los han amedrentado. Gracias a Dios a mí no me ha pasado nada de eso, pero sí me han impedido hacer mi trabajo”.