Desde el mes de agosto pareciera que la dificultad llegó para instalarse en mi casa. Un par de semanas antes, mi tía materna comenzó a presentar dolor de espalda. Pensando que era mal dormir, la llevamos al médico para que la revisara y le recetara algo para su malestar.
Con los días el ánimo fue decayendo y el malestar aumentando. En una nueva visita al médico le fueron solicitados no menos de media docena de exámenes de laboratorio. Hemoglobina baja, glóbulos blancos altos, triglicéridos y glucosa con tendencia a subir, determinaron los primeros resultados.
El fallecimiento de su hermano mayor, los primeros días de agosto, empeoraron su estado físico. Los episodios de subida de tensión, los calambres e inflamación de las piernas por las noches encendieron aún más nuestras alarmas como familia.
Seis semanas han transcurrido desde la primera orden médica, cinco doctores distintos, de centros de salud públicos y privados, la han examinado, siete han sido las visitas al mismo número de laboratorios porque, según recomiendan, es mejor hacerlos en laboratorios distintos para prever posibles errores y tener opiniones distintas, y aún su historial no refleja qué tiene.
Ni hablar de los costos médicos, tras el trago amargo de los gastos funerarios de mi tío papá, estos exámenes se han unido a los gastos semanales de la familia. Mis nuevos temas de conversación ahora se centran en cuánto cuesta un perfil 20, en tal o cual laboratorio, sus horarios y las restricciones con las que debe cumplir el paciente antes de la prueba.
El perfil 20 más económico que hemos encontrado está por el orden de los 10 dólares, pero si a eso se le suman otros exámenes, como perfil lipídico o metabólico, el presupuesto puede incrementarse a unos 30 dólares.
En la última consulta realizada la semana pasada, el doctor le indicó que debía realizarse no menos de 17 evaluaciones entre laboratorios e imágenes, estas últimas un gran dolor de cabeza para cualquier venezolano. Tres tipos distintos de ecos, más una tomografía pulmonar, reactivó nuestra búsqueda de los mejores precios.
Está difícil a nivel de hospitales, no se están haciendo, fue la respuesta de Mauro Zambrano, dirigente sindical de Hospitales y Clínicas de Caracas, tras consultarlo a título personal. Lo que concuerda con la información publicada en un medio digital el pasado viernes, donde el diputado José Manuel Olivares, comisionado de Juan Guaidó para Emergencia en Salud y Atención Sanitaria al Migrante, denunció que 85% de tomógrafos, resonadores y equipos rayos X no funcionan en Venezuela.
Entonces, irnos por la salud privada era nuestra única opción. Llamando a distintas clínicas de Caracas, las menos conocidas o transitadas por suponer que serían menos costosas, nos encontramos con que los precios de los ecos están entre 30 y 20 dólares y que la tomografía más económica cuesta cerca de 200 dólares, todo esto al cambio del día.
Como si el bolsillo venezolano ya no estuviese lo suficientemente golpeado, con un sueldo mínimo inferior a los 4 dólares mensuales y la canasta alimentaria familiar rondando los 270 dólares al mes, hay que sumar todos estos gastos eventuales, entre comillas porque se supone que todo ser humano eventualmente se enferma, lo que lo obliga a ir a una consulta médica que puede variar su costo, pero que generalmente no baja de los 30 dólares.
Solo queda rezar para no enfermar; sin embargo, si la desgracia toca a la puerta, hay que armarse de paciencia para llamar a cuanto laboratorio o clínica esté trabajando en tiempos de cuarentena y trabajar más de lo recomendado para poder producir las grandes sumas de dinero necesarias para cubrir dicha eventualidad.
Seguramente un seguro privado podría aligerar la carga, pero basta saber cuánto está dispuesto a cubrir la póliza y de cuánto debe ser la inversión. Mi tía, una venezolana como muchas otras, maestra jubilada, soltera y sin hijos, no cuenta con un seguro privado, su única ayuda económica es lo que devenga a través de la pensión y el apoyo incondicional, pero cada vez más difícil, de su familia. Como decían mis entrevistados de la semana pasada, en Venezuela siempre toca resolver.