Entramos a un centro de refugiados en Alemania

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    Alrededor de 280.000 migrantes llegaron a Alemania el año pasado, una cifra que refleja una fuerte caída en relación al número de refugiados que recibió el país durante la crisis migratoria de 2015, con cerca de 1 millón de personas que entraron a Alemania en busca de asilo (890.000). Una disminución que le ha servido al gobierno de la canciller Angela Merkel para resaltar los efectos positivos de las políticas llevadas a cabo para controlar la entrada de extranjeros.

    HispanoPost se ha desplazado hasta Colonia para visitar uno de los cientos de campos de refugiados que existen en el país y que albergan a miles de personas llegadas de países en situación de guerra y precariedad, mayormente Siria e Irak. La crisis de los refugiados ha abierto un encendido debate en Alemania sobre si debería limitarse todavía más la entrada de refugiados. Pese a que la mayoría de la población no percibe que la presencia de extranjeros en suelo alemán esté poniendo en peligro la estabilidad económica y la paz social del país, los conflictos puntuales registrados en algunas ciudades entre refugiados y locales han abierto la caja de los truenos.

    Los partidos de la extrema derecha utilizan el drama de los refugiados para atacar al gobierno, mientras Merkel trata de aparentar que la situación está controlada. Pero la realidad es que las administraciones locales sufren los estragos de tener que atender y sostener a miles de personas que no contribuyen económicamente y lamentan que Berlín no suministra los fondos necesarios.

    Estamos en Colonia, ciudad que el 31 de diciembre de 2015 fue escenario de denuncias por parte de decenas de mujeres que aseguraron haber sufrido abusos por parte de inmigrantes mientras celebraban la llegada del año nuevo. Se estigmatizó a los recién llegados, mientras que luego se supo que los atacantes habían sido personas que llevaban mucho tiempo residiendo en el país y ni siquiera vivían en Colonia.

    En el campo de refugiados de Colonia-Deutz residen 130 familias y una cincuentena de hombres solteros llegados solos a Alemania. En total hay 240 personas y la mayoría de las familias proceden de Siria, Irak y Afganistán, mientras que la mayoría de hombres solos han dejado atrás Marruecos, Bangladesh, Irak e Irán.

    En el campo trabajan varios asistentes sociales que se ocupan de las necesidades de los refugiados. Tuna Aslanbas , una de las trabajadoras, explica a HispanoPost que la mayoría de los problemas a los que se enfrentan los refugiados tienen que ver con la burocracia para tramitar la solicitud de asilo.

    “Su principal objetivo es encontrar una casa propia y conseguir llevar una vida normalizada. Aquí les ayudamos en todo: a encontrar un trabajo, a familiarizarse con el deporte, ayudamos a los pequeños con los deberes e incluso les damos clases de idiomas para que aprendan alemán”.

    Desde el ayuntamiento de Colonia enfatizan que el país “recibe un flujo migratorio global integrado no solo por demandantes de asilo. Hay millones de personas de camino hacia Europa en busca de mejores condiciones de vida.  Necesitamos una solución desde la UE. No es solo el problema de los refugiados”.