El paso del tiempo que afecta su andar, y la crisis en Venezuela -más lo último que lo primero- ya hacen pensar a Esteban Brassesco que vender libros directo al cliente no es negocio.
La gente tiene que comer, dice. Así habla de un país donde el precio de un buen ejemplar supera con facilidad el salario mínimo.
Tiene 85 años y 60 de ellos vendiendo libros en forma ambulante. Ese contacto directo le permitió cultivar muchos afectos. Yo soy amigo de todo el mundo, apunta.
Llegó a Venezuela en 1974, huyendo de un régimen opresor en su natal Uruguay. Pero dictadura peor que la de (Nicolás) Maduro, yo no viví, dice resignado, refiriéndose al presidente venezolano. A mi edad yo no puedo emigrar.
Entre sus clientes hay generaciones de periodistas que todavía lo reciben con agrado. Aun sigue recorriendo las salas de redacción de los más importantes diarios venezolanos, con su maleta llena de textos y obras. Pero ya muestra cansancio y dice que vende poco, por lo que el negocio ya está pasando a manos de uno de sus hijos.
El señor Esteban Brassesco falleció el domingo 18 de febrero de 2018 en Venezuela, dejando un gran vacio entre familiares, amigos y allegados.
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