La activación de la Carta Democrática Interamericana (CDI) contra
el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha provocado la violenta defensa de
Nicolás Maduro y Evo Morales. Ante la brutal realidad objetiva de asesinatos,
torturas, apresamientos políticos, violación de derechos humanos y todo tipo de
crímenes, la acción de Maduro y Morales a nombre de Venezuela y Bolivia a favor
régimen de Nicaragua, es confesión pública
y prueba plena del grupo delictivo organizado que integran bajo la
jefatura de Cuba.
El sistema internacional actual tiene normas y procedimientos para
frenar y sancionar los crímenes que cometen los detentadores ilegales del poder. Además de la aplicación de la CDI, la
instancia de las Naciones Unidas está abierta, pero resultaría mas rápida y
efectiva en el caso de Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia, la Convención de
Palermo sobre Delincuencia Organizada Transnacional.
El artículo 2 de la Convención de Palermo establece que por grupo
delictivo organizado se entenderá un grupo estructurado de tres o mas personas
que exista durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito
de cometer uno o mas delitos graves o delitos tipificados con arreglo a la
presente convención con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico u otro beneficio de orden material. Detalla que, por delito grave
se entenderá la conducta que constituye un delito punible con una privación de
libertad máxima de al menos cuatro años o con una pena mas grave.
Reitero que los dictadores de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia
están fuera del ámbito de la política y actúan en el del crimen organizado para
mantener indefinidamente el poder. Los
60 años de dictadura en Cuba son el ejemplo del éxito de conducta delictiva,
un iter criminis sin fin que no ha dejado delito sin cometer, con reincidencia
e impunidad al amparo del poder político. Al terminar el año 2018 el eje de confrontación
en las Américas -no es ideológico es fáctico- y es Delincuencia Organizada
Transnacional contra Democracia.
Las protestas comenzaron en Nicaragua el 18 de abril de 2018 y
Daniel Ortega y Rosario Murillo pusieron en aplicación la metodología de control
social diseñada y aplicada por la dictadura castrista de Cuba. De manera sostenida y reincidente han
causando hasta ahora cerca de 500 muertos con asesinatos evidentes, mas 2.500
heridos, mas de 2.000 presos políticos sometidos a torturas y un número
indeterminado de exiliados, violando todos los derechos humanos y libertades
fundamentales.
Los crímenes de Ortega y Murillo han sido y son cometidos desde su
función de jefes del estado de Nicaragua, usando la total concentración del
poder político, legislativo, judicial, económico, militar, policial y de
propaganda que lograron aplicando el sistema del castrochavismo o socialismo
del siglo XXI de acceder al poder mediante votación y luego desmontar la
institucionalidad democrática reemplazándola por leyes infames, haciendo
desaparecer el estado de derecho, la división e independencia de poderes,
anulando la oposición y suplantándola por cómplices funcionales.
Tanto el sistema castrochavista de construcción de las dictaduras
del socialismo del siglo XXI, como la metodología de control social fundada en
el terror y la violación de los derechos humanos, son creación de la dictadura
castrista de Cuba. Han sido aplicados en los últimos 20 años empezando por
Venezuela con Hugo Chávez y luego Nicolás Maduro, en Ecuador con Rafael Correa,
en Bolivia con Evo Morales y en Nicaragua con Daniel Ortega. La Argentina con
los Kirchner, Brasil con Lula y Rousseff
y varios países centroamericanos como Salvador y Honduras, fueron
proyectos muy avanzados contenidos por la democracia.
Cuando el dictador Nicolás Maduro dice que el impresentable Luis
Almagro, evidencia una vez mas su servilismo a los intereses de la política
exterior estadounidense
y el dictador Evo Morales dice rechazamos que por
instrucción del Imperio y con intenciones golpistas la OEA pretenda aplicar la
Carta Democrática a Nicaragua, estamos viendo una acción -digitada desde Cuba-
del grupo delictivo transnacional que sin ningún pudor justifica los crímenes
que se cometen en Nicaragua, porque con la misma agenda ellos cometen los
mismos delitos en Venezuela a la que ya se aplica la CDI y en Bolivia a la que
no tarda en aplicarse.
*Abogado y Politólogo.
Director del Interamerican Institute for Democracy
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