Organilleros en México: Oficio devenido tradición cultural

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    Por Guadalupe Parral García

    Uno de los sonidos más conocidos y que adorna el paisaje de la ciudad de México, es el del Organillero. Un oficio que, pese a las difíciles circunstancias, persiste en este país desde el siglo 20. Sin embargo, gracias a que por años ha sido considerado una tradición, esta labor ya forma parte de la cultura mexicana.

    El organillo, instrumento principal de los organilleros, es un invento de los alemanes inmigrantes. Ellos lo trajeron a México en el año 1880 a la recién nacida casa instrumental «Wagner y Levien», ubicada en Bolívar 41, en el Centro Histórico.

    Los organillos pesan entre 34 y 36 kilos. También los hay de 8 y 9. Los organilleros pagan entre 150 y 250 pesos por su renta diaria. Y depende los días y las horas trabajadas obtienen entre 80 y 250 pesos diarios. Los mejores días, son los fines de semana y los festivos. 

    Los organilleros consideran que la crisis económica en México, es una causa que impide a la gente ofrecer su cooperación como antes. Otros destacan el trato de los trenseúntes. «Algunos nos ignoran o dicen esa música no me gusta», dice Víctor un organillero que gana en este oficio 80 pesos al día. Insuficiente para mantener a sus dos hijos. Mientras que por su parte Odilón, resalta que «algunos hasta dicen que somos unos ladrones».  

    Por lo regular, son ocho las melodías que contiene cada repertorio de los organilleros: Las Golondrinas, Las Mañanitas, La Vikina y Cielito Lindo.