El lunes pasado el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de Naciones Unidas firmó un acuerdo con la administración de Nicolás Maduro para iniciar operaciones en Venezuela, a fin de priorizar la atención de los niños y adolescentes pertenecientes al sector de educación pública.
El programa, que según sus siglas en inglés puede ser identificado también como WFP, se guía “por los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia operativa”, explica un comunicado publicado en la página web oficial del programa.
La decisión que fue aplaudida y agradecida por ambos sectores de la política nacional, pues proveerá de comidas nutritivas especialmente a los estudiantes de preescolar y especial. También supone la “rehabilitación de los comedores escolares y capacitará al personal escolar sobre las prácticas de seguridad alimentaria”.
Marianella Herrera, médico con postgrado en nutrición clínica y miembro del Observatorio Venezolano de la Salud, aseguró que la firma de este “memorando de entendimiento” es un beneficio y que se estaba esperando desde hace un tiempo. “Lo que ocurrió el día de ayer es que se reconoce, más allá de cualquier cosa, lo que realmente está ocurriendo en el país. Teníamos años necesitando ayuda externa, estábamos casi que en un tema de negación. Como las personas que tienen un trauma y lo niegan y sin abordar lo necesario, porque si no lo asumes no lo trabajas”, dijo.
El director ejecutivo del PMA, David Beasley, agradeció que tanto la administración de Nicolás Maduro, como el centro de gobierno de Juan Guaidó, con quien también se reunió ayer, no hayan politizado la decisión. “Gracias por permitirnos ser independientes, neutrales y que no dejase que nuestro y trabajo fuese politizado por ninguno. Como usted sabe, hemos hablado con todas las partes interesadas y todas están de acuerdo en que debemos trabajar juntos por los niños y por el pueblo de Venezuela”, dijo el funcionario durante su encuentro con Maduro.
La seguridad alimentaria, como bien dice la también investigadora del Centro de Estudios de Desarrollo (Cendes) y miembro de la Fundación Bengoa, no solo se limita a la entrega o donación de alimentos, a su juicio, el acuerdo debe implicar otra serie de beneficios para los venezolanos. cabe acotar que el plan cuenta con un presupuesto anual de 190 millones de dólares y forma parte del Plan de Respuesta Humanitaria de Venezuela.
“Alimentar es pensar y entender que hay un fenómeno ocurriendo allí que necesita generación de alimento, que se entrene al personal en medidas de bioseguridad, que haya gente capacitándose para que verdaderamente el programa sea sostenible, porque toda ayuda es temporal”, dijo Herrera.
“Con el abordaje de las escuelas para niños escolares, prescolares y de condición especial, da un poco de luces en las intervenciones comunitarias. Las escuelas no solo se convierten en el centro de distribución de alimentos y asumo que debe haber un acuerdo y compromiso de recuperar la infraestructura que haya agua segura, electricidad y gas, para que ese programa se pueda cumplir”, agregó.
La también nutricionista y miembro del Observatorio Venezolano de la Salud, Yngrid Candela, recalcó que la información sobre los casos graves de malnutrición en Venezuela se manejaba desde el año 2014: “La encuesta Encovi desde el año 2014 ha venido reportando, cómo se ha deteriorado la dieta del venezolano, tanto a nivel cualitativo como cuantitativo. Es importante también porque desde 2019 existe en Venezuela un programa de respuesta humanitaria, de hecho, la ONU tiene oficinas en varios estados del país, para acompañar a estas personas que se encuentran en esta situación que cada vez son más. Las Naciones Unidas hizo un estudio en Venezuela, que reflejó que un tercio de la población se consideraba en situación de hambre”.
Se conoció, a través de las declaraciones de Beasley, que el plan que será abordado por el PMA busca llegar progresivamente a unos 1,5 millones de niños venezolanos en las escuelas de las zonas más afectadas por la inseguridad alimentaria. A finales de 2021 se espera haber cubierto, al menos, 185.000 menores, proporcionándoles comidas diarias y para el año escolar 2022-2023 haber alcanzado 1,5 millones de beneficiarios.
Para Candela la idea de abordar este plan desde la escuela es positiva, porque no solo se beneficia a los niños sino también a los padres y representantes. “Los niños menores de 5 años, generalmente, son los más vulnerables en cuanto a la desnutrición y a sufrir enfermedades y de morir a causa de la desnutrición. Aunque cada uno de los grupos de niños tiene sus necesidades y debe tener su propio abordaje”.
Pues de acuerdo a cifras que manejan las organizaciones nacionacionales, el Programa de Alimentación Escolar (PAE) «no funciona en el país desde hace mucho tiempo. Aunque tiene presencia, su funcionamiento no es el más adecuado porque hay una escasez terrible de alimentos en estos espacios. Generalmente, los venezolanos reportan que tienen la posibilidad de comer arroz y granos. Esperamos que esta alianza contribuya realmente con el mejoramiento del estado nutricional de los niños y con el mejoramiento de la seguridad integral dentro del hogar, que vaya más allá de la alimentación”, señaló Candela.
Sumando esfuerzos
En Venezuela existen varias iniciativas sociales que buscan contribuir a la solución a la crisis alimentaria en el país, como lo es Alimenta la Solidaridad, una iniciativa que actualmente trabaja en 252 comunidades a nivel nacional y que, en palabras de su fundador, Roberto Patiño, hasta el momento no ha tenido relación formal con el Programa Mundial de Alimentos, pero es una noticia que beneficia a los venezolanos.
“Alimenta la Solidaridad no tiene ninguna relación formal con ese anuncio del Programa Mundial de Alimentos. Nos alegramos y nos beneficia como a todos los venezolanos saber que una generación entera de niños que está sufriendo, sin tener la culpa, por una emergencia humanitaria compleja desde hace muchos años va a poder tener este apoyo que es tan necesario y urgente”, dijo Patiño. “Es una gran noticia para todo el país. En nuestro trabajo diario en las comunidades vemos cómo hay una gran necesidad de brindar mayor seguridad alimentaria a nuestros niños, que son el futuro del país”, añadió.
Como han denunciado en reiteradas oportunidades los nutricionistas, una mala alimentación puede generar afectaciones físicas, cognitivas y emocionales a largo plazo en los niños. Dado que Venezuela atraviesa una segunda ola aún más virulenta de la COVID-19, fue pospuesta la decisión de volver a las clases presenciales, por lo que la entrega de estas comidas podría verse afectada. Razón por la cual, Herrera insistió en que el programa debe incluir un proceso de capacitación para los implicados en la preparación, distribución, entrega y recibimiento de los alimentos.
“En tiempos de COVID vamos a tener que contar con una estructura adecuada, que es una especie de delivery que la gente pase a buscar su alimento. Tiene que venir con capacitación, asegurar la inocuidad de los alimentos, entrenamiento para padres y representantes en medidas de seguridad y reacondicionar escuelas que estaban sin funcionar”, dijo la representante de la Fundación Bengoa
Aseguró que aún es muy pronto para conocer el desenlace. “Falta una serie de pasos como la instalación de la misión, que el jefe de la misión explique los pasos, tiene que haber compromisos de ambas partes y la publicación de la información sobre el programa y a dónde va a llegar”.
Por su parte, Patiño explicó que los comedores de Alimenta la Solidaridad están trabajando a domicilio para no interrumpir la tarea lograda hasta ahora, pese a la suspensión de clases presenciales. “Nuestros comedores están espacios accesibles: algunos trabajan en casas de familias, otros trabajamos directamente con escuelas. Otros incluso en espacios públicos, pero que están acondicionados para preparar la comida y nuestro aporte es, fundamentalmente, que los niños puedan comer y estudiar”.
El dirigente social también dijo que “en este momento tan difícil de la pandemia, hemos estado apoyando para que los niños de los comedores puedan aprender a distancia, ya que las escuelas no están funcionando”. “Nuestros comedores están funcionando bajo un formato de comida para llevar hasta los hogares, ese es nuestro aporte a la educación en Venezuela”, indicó.
Puentes logrados
La mañana de este martes, Beasley sostuvo un encuentro con el representante de la Iglesia católica Cardenal Baltazar Porras. A pesar de que no hubo declaraciones, se presume que los representantes conversaron sobre la asistencia alimentaria que se brindará a los niños de educación inicial.
Más temprano, se reunió con el embajador de Francia en Venezuela, Romain Nadal, quien se mostró satisfecho tras recibir al Programa Mundial de Alimentos. “Premio Nobel de la Paz 2020. Con los representantes de la Unión Europea, Rusia, Alemania, Italia, Suiza, México, Reino Unido y el Nuncio pudimos intercambiar mucho con él”, escribió el funcionario galo en su cuenta oficial de Twitter.
Patiño destacó que ahora la tarea es lograr que esta ayuda se mantenga en el tiempo. “Es muy importante que la propuesta haya sido aceptada por todas las partes y que haya tenido un apoyo tan amplio de distintos factores. Es muy importante que todos tratemos de proteger la posibilidad de que un millón quinientos mil niños, a la vuelta de un año, estén recibiendo un almuerzo”.