Shia Rodríguez nació en Mérida, estado andino de Venezuela. Su pasión desde los ochos años, a diferencia de muchas niñas, han sido los deportes. Empezó con la gimnasia pero, por sus buenas destrezas y movimientos, se decantó por la esgrima.
Las medallas conquistadas en torneos internacionales y además, su victoria ante la máxima exponente de la esgrima en Venezuela, Alejandra Benítez, le ha permitido trascender a nivel universal y escalar posiciones en el ránking mundial.
A sus 23 años de edad, y con una larga carrera por delante, la sablista cuenta con todas las habilidades necesarias para ser una esgrimista de alta competencia. Sus virtudes motivan al entorno deportivo y lo invitan a pensar que, en futuro próximo, podría emular lo que en la rama masculina hizo Rubén Limardo, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
La criolla, sin embargo, no cuenta con el respaldo necesario para mantenerse en la élite mundial. El apoyo del Estado, aún con el éxito que obtenido, ha sido intermitente. Y por su parte, las empresas privadas no terminan de invertir en deportes no convencionales como el deporte de la espada, el sable y el flore.
Mientras muchos atletas se preparan en tierras foráneas, Rodríguez mantiene su sueño intacto de ganar una presea dorada en unas olimpiadas desde su Mérida natal.
