Teletrabajo: «Lo que antes suponía una distancia imposible de salvar, hoy ya no es tal»

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Años de experiencia y constante formación como consultor y empresario me han dado cierta intuición a la hora de comprender hacia dónde camina la generación de ingresos y, llegados a este punto, no tengo ninguna duda de que estamos en la antesala de una verdadera revolución, la que representarán los nómades digitales extranjeros.

En efecto, creo que el teletrabajo internacional es el futuro de la gestión empresarial. El confinamiento como consecuencia de la pandemia nos ha dejado muy claro, incluso a los más incrédulos, cómo podemos realizar desde casa una gran parte de las tareas que se nos asignan, ahorrando tiempo y dinero.

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Ya no es necesario desplazamientos innecesarios; pérdida de tiempo y dinero en los trayectos; cambiar de designios de familias que deben acompañar a los profesionales que deciden optar a ciertos puestos de trabajo en otras ciudades o incluso países, y un sinfín de situaciones que han favorecido la fuga de talentos a lo largo de los años.

Las claves de las nuevas relaciones laborales

El imparable avance de la tecnología

Lo que antes suponía una distancia imposible de salvar, la que separa a España de Latinoamérica, ya no es tal. Mantener una videollamada con alguien a un kilómetro es igual que con alguien en el otro extremo del planeta. Evidentemente, el idioma en común hace el resto y las relaciones entre estas dos regiones son inevitables.

Necesidad de mayor expansión

Mientras los primeros meses liberados del Covid-19 estuvieron marcados por el fortalecimiento del mercado local, se espera que el siguiente lustro se caracterice por una necesidad de expansión aún mayor a la prepandémica.

Las firmas se verán obligadas a conquistar nuevos consumidores, y el reto está precisamente en salvar las distancias.

Debemos analizar que actualmente los carteles empresariales oligopolios están aún muy lejos de los estándares ideales para potenciar esta labor, y si bien en Europa o EEUU se ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años, América del Sur no puede quedarse relegada.

Trabajadores más libres

Es probable que los empleados del mañana no trabajen menos horas que sus padres y sus abuelos, sino más. Planteado esto, la contrapartida es que podrán trabajar desde donde quieran, cuando quieran y como quieran.

A mismas ofertas laborales, será cada vez más común que los profesionales se decanten por aquellas que faciliten la movilidad, porque si hay algo que las nuevas generaciones rechazan es esa sensación de que no pueden marcharse de un lugar, la esclavitud de horarios y movilidad que asocian a la oficina.

Reducción de gastos

Para las empresas, que sus plantillas teletrabajen significará que hay menos gastos de alquiler de espacios físicos, gastos de luz, limpieza o protocolos de convivencia en espacio de trabajo.

En el peor de los casos, tendrán que asumir las tarifas de algunos de los servicios básicos de los trabajadores como una tarifa de Internet o teléfono móvil. En cualquier caso cifras irrisorias para cualquier organización que haga bien las cuentas, y que evidentemente compensarán si se hacen ciertos cálculos respecto a la menor posibilidad de accidentes y bajas de los empleados.

Necesitamos gobiernos a la altura

Pero si hay algo que va a marcar estas expectativas laborales y empresariales, no es ninguna de las cuestiones señaladas hasta estas líneas. Después de todo, son fenómenos a los que asistimos casi como meros testigos, que no pueden detenerse.

No, lo que me lleva a cuestionar si realmente el teletrabajo internacional es el futuro, son que las diferentes leyes permitan estar a la altura de las circunstancias, tomando las medidas necesarias para fomentar estas novedosas formas de trabajo en vez de atentar contra ellas, que es lo que pasaba hasta hace poco.

Se requieren leyes que potencian a los conocidos como nómadas digitales, ofreciéndoles un trato favorecedor por instalarse en territorio nacional, pero con normativas flexibles que permitan tanto la deslocalización de las empresas como la movilidad de los trabajadores.

Es la suma de todas estas variables la que provoca que, por primera vez, considere no sólo que el teletrabajo dominará las relaciones laborales en el corto plazo, sino que puede ser un elemento que sea bien acogido tanto por empresarios como empleados.

Javier Ospina Baraya es consultor internacional y socio de Dezvoltare Management and Consulting.

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