“Luce lejana la posibilidad de una transición democrática en Venezuela”

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Recientemente el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello presentó sus proyecciones en lo político para el primer semestre del año 2020.  Benigno Alarcón, director del referido centro, afirmó que “luce lejana la posibilidad de una transición a la democracia en Venezuela”, debido a la falta de entendimiento entre las fuerzas políticas que hoy hacen vida en nuestro país.

“Ante la falta de acuerdos entre gobierno y oposición, el avance del proceso de autocratización y la posible exclusión de la oposición de los espacios institucionales de representación a partir de la próxima elección parlamentaria, algunas organizaciones internacionales con experiencia en conflictos, al igual que el CEPyG-UCAB, comienzan a temer que se estén conformando las condiciones para escenarios que implicarían, por una parte, mayores niveles de emigración, y por la otra, una escalada de conflicto interno, incluso con niveles de violencia no vistos hasta ahora», sentenció.

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Resalta que los escenarios proyectados por el anterior evento del CEPyG-UCAB de junio de 2019 se cumplieron con una gran precisión, y tal como se había proyectado, la estrategia del gobierno de Nicolás Maduro fue apostar a la estabilidad a través de su autocratización, “lo que hoy sitúa a Venezuela al mismo nivel de Zimbabue en el ranking del Democracy Index de The Economist, lo que implica una suerte de africanización del caso venezolano, no solo en lo político, sino también en lo económico y social”.

Elecciones parlamentarias

Con respecto a los escenarios Alarcón aseguró en 2020 habrá una elección parlamentaria inevitable, al menos desde lo previsible, así como lo muy poco probable de una elección presidencial.

“El régimen apuesta a la celebración de elecciones parlamentarias bajo condiciones electorales suficientes para que éstas no sean eventualmente cuestionadas por la comunidad internacional, como sucedió con la presidencial de mayo de 2018, al tiempo de mantener las condiciones políticas capaces de inducir una abstención suficiente del lado de los electores de oposición, que haga que la oposición prefiera el boicot a la participación, y producir así  resultados electorales favorables que le devuelvan el control de la Asamblea Nacional, con la cooperación de “una nueva oposición” representada por sus interlocutores en la Mesa Nacional de Dialogo, lo que excluiría a la oposición política mayoritaria de los espacios institucionales de representación oficial, dejándoles solo la calle como campo de acción”, dijo.

Advirtió que ante este escenario electoral la oposición deberá fijar estrategias para manejar el dilema de sus electores en cuanto a la relación costo-beneficio de su participación en estos comicios, entre legitimar un proceso con baja credibilidad y abandonar la oportunidad de mantener el espacio institucional de la Asamblea Nacional en las próximas elecciones parlamentarias.

“Hoy, para el elector opositor, en buena medida por las expectativas generadas por el discurso de Guaidó, la resolución de este dilema depende, en gran medida, más de condiciones políticas que electorales, tal como la demanda de que Maduro no sea presidente, lo que refleja una especie de efecto bumerán de la propuesta “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, sentenció.

Explicó que, de acuerdo a múltiples estudios, los boicots electorales suelen diluirse en el tiempo y restándole espacios de lucha a la oposición, además de dejar como única alternativa la calle, con lo cual resultaría mucho más sencillo la represión puntual y hasta su apresamiento al perderse los espacios institucionales de lucha.

“Mientras algunos argumentan que la oposición este año ha estado en una mejor posición gracias a no haber participado en la elección de 2018, la realidad es que nada de lo sucedido en 2019 hubiese sido posible si la oposición no estuviese en control de la Asamblea Nacional, gracias a haberla ganado en el 2015”, opinó.

Oposición poco eficiente

Alarcón igualmente precisó que pese a la alta disposición a protestar al día de hoy, la oposición luce poco eficiente frente a la alternativa de escalar el conflicto en escenarios distintos al electoral, por lo cual resulta urgente que defina su posición en relación a su participación en las elecciones legislativas de 2020, para lo cual necesitará de las gestiones de sus aliados internacionales y de la presión ciudadana para exigir condiciones mínimas que permitan un proceso cuya competitividad sería limitada, pero sí manejable organizativamente por la oposición y de esta forma intentar preservar la mayoría y convencer a sus propios electores de participar, aun cuando no se haya cumplido con la promesa del cese de la usurpación.

“Las elecciones tendrán utilidad para democratizar si éstas aumentan costos de represión del gobierno, a través de la unificación de la oposición y el aumento de su eficacia política para movilizar y legitimarse. En cambio, la elección pierde fuerza estratégica si los costos de represión son bajos, si la elección funciona para dividir a la oposición, o si la competencia electoral sirve para generar espacios para el clientelismo político, permitiéndole al régimen cooptar a un subgrupo de partidos, generándole incentivos para su participación electoral”, explicó.

Ámbito internacional

Con respecto a la comunidad internacional, Benigno Alarcón, señaló que mantendrán la estrategia en relación con el desconocimiento de la elección presidencial de mayo de 2018 así como sobre la exigencia de una nueva elección presidencial como único camino para normalizar la situación del país, podría, en el corto plazo y ante la ausencia de expectativas de cambio político en lo inmediato, ser de contención del conflicto venezolano.

“Esto sería probable porque este sector de la comunidad internacional parece, de hecho, proclive a privilegiar la provisión de ayuda humanitaria y la defensa de los derechos humanos (DDHH) por encima de estrategias únicamente destinadas al cambio democrático. En donde existe mayor incertidumbre es en el caso de los Estados Unidos debido a las divergencias en torno a la política sobre Venezuela y la relación costo-beneficio que podrían tener las decisiones tomadas sobre Venezuela en medio de una campaña de reelección presidencial que se desarrolla en medio de un proceso de juicio político”, concluyó.

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