El embajador chino en Filipinas, Zhao Jianhua, encabezó la dotación de armas al Ejército filipino para la lucha contra el Estado Islámico.
Yihadistas filipinos y extranjeros liderados por el grupo local Maute, leal a ISIS, se levantaron en armas en Marawi, la capital de la provincia de Lanao del Sur, el 23 de mayo.
Los insurgentes capturaron rehenes, quemaron varios edificios gubernamentales y desfilaron por las calles de la población con banderas del EI.
Ese mismo día, el presidente del país, Rodrigo Duterte, declaró la ley marcial en la región y ordenó a los militares liberar la población.
Desde entonces, han muerto en el conflicto 670 rebeldes, 147 soldados y policías y 47 civiles, y otras 600.000 personas han resultado desplazadas.
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