Convertirse en madre en plena pandemia: angustia e incertidumbre

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Ayer domingo los venezolanos en todas partes del mundo conmemoraron el Día de las Madres. En muchos casos se trató de una celebración atípica, en la que muchos no pudieron compartir y abrazar a sus madres por el distanciamiento producto del COVID-19. 

La maternidad supone cambio e incertidumbre, sin importar si se trata de una primeriza o de una mujer que ya ha vivido esta experiencia anteriormente. Desde HispanoPost quisimos tocar la realidad de las mujeres que se han convertido en madres en plena pandemia, contando la historia de tres de ellas. 

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María Iginia Silva vivía el último trimestre de su embarazo cuando comenzó la cuarentena y confesó que en un principio la ansiedad y la angustia se acrecentaron, hasta que se decidió a vivir la experiencia de convertirse en mamá por primera vez.

“Me la pasaba encerradísima en la casa y a la hora de ir a las consultas era increíble todo el protocolo que había que tener para la protección”, dijo. Explicó que su rutina previa a la cesaría consistía en “lavar todas las cosas, no tocar nada, me tenía que envolver en una especie de traje de invierno, mangas largas, pantalón largo, cabello recogido”. 

Cuando llegó la fecha del alumbramiento, Silva dijo que ya se encontraba más acostumbrada a esa nueva “normalidad”, así que se dedicó a vivir su momento: “Estaba más concentrada en lo que iba a vivir como mujer al convertirme en mamá, más que en la pandemia. No me importaba el entorno. No sabía muchísimas cosas que iban a pasar. Lo asumimos así y procedimos”. 

Detalló que la dinámica de preparar las maletas de ella y su bebé para los 3 días en la clínica fue como preparar un viaje largo. “La cantidad de cosas que tienes que considerar para estar en una clínica, además de la falta de combustible, había que llevarlo todo de una vez porque no se podía salir de nuevo, era exponerse más. Tuvimos nuestra cuarentena por 3 días dentro de la habitación”. 

También las medidas de desinfección y protección, tanto de ella como de la recién nacida fueron más extremas de lo acostumbrado: “Solo permití la visita de mi familia. Todos con mascarilla y guantes, debían llevar una muda de ropa distinta a la de la calle para cargar a la bebé”. “En situaciones normales uno tiene una cámara fotográfica y el control de la televisión en la cama, yo tenía gel antibacterial y alcohol al 70%”. 

Miedo a la salud pública

Una situación similar fue la que vivió Alejandra Quintana, quien hace un mes dio a luz a su segunda hija. “El día que anunciaron la cuarentena tenía 34 semanas de embarazo y esperaba que no me agarrara el día de parto. Pensaba en cómo nos íbamos a trasladar y quién me iba a poder acompañar”. 

Quintana explicó que las citas en la clínica fueron suspendidas, salvo que se tratara de una emergencia, por lo que se mantuvo en comunicación vía telefónica con su doctora. “Cuando se programó la fecha, nos estaba afectando el problema de la gasolina. Solo teníamos guardado para emergencias”.

Recordó que las normas en la clínica eran claras: “Asistir con tapabocas y puntuales”, sino la espera se haría en el carro. También les informaron que “solo podría asistir un acompañante y quedaban prohibidas las visitas”, para resguardar la salud de la bebé y la madre.

Sin embargo, el miedo la acompañó los últimos días de gestación. “En caso de una emergencia y tener que ir a un hospital, quién me garantizaba las medidas sanitarias mínimas para dar a luz. Durante la cuarentena, los doctores te piden que prácticamente vivas en una burbuja: no leer noticias, descansar, dejar las preocupaciones y buscar la manera de no estresarse”. 

La anécdota que Quintana podrá contarle a su hija y futuros nietos es que el 11 de abril, a las 3 de la madrugada, cuando las contracciones le marcaron la agenda, la doctora “para no asustarme no me dijo que no tenía gasolina”. “Sin embargo, llegó mucho antes que yo, porque unas cuatro alcabalas impedían el paso hacia la clínica”. 

Aunque la angustia es parte de su día a día, aun después de haber dado a luz, aseguró: “Dar a luz en medio de esta cuarentena indudablemente me ha enseñado a valorar mucho más lo que tengo. Aunque mi hija aún no conozca a su abuela o ningún otro familiar, sabemos que esto pasará y que ese saludo a través de una ventana se convertirá en un beso y un abrazo más adelante”.

Dar a luz fuera de Venezuela 

Traer a un niño al mundo puede parecer complicado tanto dentro como fuera del país. Muchas son las mujeres venezolanas que les ha tocado vivir la experiencia de dar a luz lejos de su familia. Tal fue el caso de Keymarí Pérez: “Mi mamá se quedó con el pasaje frío, porque todo esto empezó unos días antes de que se viniera a Buenos Aires a ayudarme con el parto y el bebé”. 

Pérez explicó que al principio de su embarazo tuvo que acudir a un hospital público porque “no me habían coordinado el seguro en el trabajo, aquí es muy difícil que te pongan a trabajar legal aun teniendo los papeles”. “Ahí el trato no fue bueno, gracias a Dios solo fui una vez”, añadió.

Cuando se anunció la cuarentena en Argentina, Pérez vivía su séptimo mes de embarazo. “Tenía mucha incertidumbre, al principio no había podido comprar todo lo del bebé como ropa y pañales. Como todos los comercios estaban cerrados fue muy complicado conseguir las cosas del niño”. 

Recordó que las normas de la clínica impedían que fuera acompañada por su esposo a las últimas consultas: “Era muy difícil porque están solos en un país distinto. Es muy complicado tener a un bebé en esta situación, porque hay mucha incertidumbre. No sabes si vas a conseguir todo lo que necesita tu hijo, quién está contagiado”. 

Pérez tuvo que someterse a una cesaría de emergencia por lo que complicó más su experiencia como madre primeriza: “Gracias a Dios las doctoras me trataron bien. La clínica tomó todas las medidas sanitarias, desde control de temperatura hasta ir a desinfectar las habitaciones tres y cuatro veces al día. La única visita que se permitía era la del papá del niño o una visita por familia”. 

Contó que, dada la circunstancias, ella se preparó psicológicamente para afrontar convertirse en madre en medio de un momento histórico, pero ahora su preocupación es la situación económica. “La empresa donde trabajo cerró porque depende de las ventas, estamos de la mano de Dios. Espero esta situación pase, porque al momento de tener un bebé solo piensas en su bienestar y prefieres dejar de comer para darle bienestar a él. Creo que en la situación en la que yo estoy están muchas personas en otros países”.

No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com 

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