Centenares de agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad brasileña comenzaron este lunes a patrullar en la zona norte de Río de Janeiro y en los principales accesos a la ciudad en medio de un nuevo brote de violencia en la ciudad.
Los cerca de 300 agentes que el Gobierno Federal autorizó la semana pasada que fueran enviados a Río de Janeiro se suman a los 125 que ya estaban en la región y que durante los próximos 90 días, con la posibilidad de extender su permanencia, buscarán reforzar la seguridad en áreas sensibles.
«La idea es aplicar ese personal en el control de la criminalidad violenta. Las vías expresas también serán reforzadas», señaló el subsecretario de Seguridad de Río, Roberto Alzir.
Decenas de agentes se situaron en las entradas del complejo de favelas de Chapedao y de Pedreira, en el norte de Río de Janeiro y una de las zonas con mayor índice de robos de cargas de camiones, inspeccionando vehículos.
El Gobierno federal determinó el envío de refuerzos a Río de Janeiro a inicios de mes, tras los incidentes que concluyeron en ataques contra nueve autobuses y varios camiones en la Avenida Brasil, principal vía de entrada y salida a la ciudad, en respuesta a una gran operación policial en la zona norte de Río.
Las autoridades regionales confían en que la presencia de la Fuerza Nacional -que depende del Ministerio de Justicia- contribuya a frenar el nuevo brote de violencia que sacude a Río de Janeiro, alimentado por la crisis financiera del estado.
Según estimaciones oficiales, en febrero la ciudad registró 502 muertes, un 24 % más que en el mismo mes del año anterior y el mayor número en los últimos ocho años.
