Por noveno año consecutivo, la Liga Americana extendió su yugo sobre la Liga Nacional, en el compromiso correspondiente al Juego de las Estrellas de las Grandes Ligas, al imponerse con pizarra de tres carreras por dos en el Dodger Stadium de Los Ángeles. Ha transcurrido una década, desde la última vez que el viejo circuito dominó la escena.
Parecía que esta vez podía ser diferente, ya que la Liga Nacional pico delante en el marcador, algo que no ocurría desde el año 2016; pero tal y como ocurrió en aquel entonces, los bates de la Americana tuvieron capacidad de reacción, para empatar y voltear el juego.
En el primer capítulo, Shohei Ohtani abrió con sencillo ante los envíos de Clayton Kershaw, siendo la primera vez que logra descifrar al zurdo, ante el que tenía marca de 8-0 en su carrera. Acto seguido, Aaron Judge fue retirado por la vía del ponche, Rafael Devers negoció boleto y Vladimir Guerrero Jr. entregó la entrada al batear para doble-play.
Como primero en el orden por la Liga Nacional, el venezolano Ronald Acuña Jr. sonó un sólido doble por los lados de la izquierda, para anotar con sencillo remolcador de Mookie Betts. Luego de que Manny Machado fallara con roletazo a la segunda base, que tomó el también criollo Andrés Giménez y con una jugada de feria fabricó la doble matanza, llegó el turno de Paul Goldschmidt que la desapareció por el jardín izquierdo-central, para ampliar la ventaja.
Así fueron transcurriendo las entradas y las estrellas desfilaban de lado y lado, hasta el cuarto capítulo que José Ramírez abrió con sencillo ante los envíos de –uno de la casa– Tony Gonsolin; Guerrero volvió a fallar, esta vez con elevado al jardín central que custodiaba Juan Soto, pero Giancarlo Stanton se encontró un splitter de 83.4 millas, que no perdonó, y lo depositó entre left y center con un verdadero trueno para poner la igualdad.
Inmediatamente llegó Byron Buxton, de los Mellizos de Minnesota, para volarse la barda y poner arriba a los de la Liga Americana. Fue el primer back-to-back en un Juego de Estrellas, desde que en 2018 lo hicieran Alex Bregman y George Springer.
Además, el jonrón de Stanton pasó a la historia del clásico de mitad de temporada, al ser el batazo de mayor velocidad que se haya visto en un Juego de Estrellas, desde que Statcast comenzó a hacerle seguimiento a tal estadística en el año 2015. Asimismo, también es el segundo más largo (457 pies), solo por detrás del que conectó Vladdy el año pasado, en el Coors Field, que recorrió una distancia de 468 pies.
La actuación productiva del Bateador Designado de los Yankees, lo hicieron merecedor de la distinción de Jugador Más Valioso, por lo que recibió el premio Ted Williams. Cabe destacar que Stanton, californiano de nacimiento, creció cerca del parque angelino, al que asistía en su infancia.
“Mi padre me trajo a mi primer juego de los Dodgers, me enseñó cómo amar este deporte y ahora estamos aquí… es simplemente increíble”, manifestó el poderoso slugger.
Como dato curioso, las tres carreras que fabricó la Liga Americana fueron a la cuenta de Gonsolin, por lo que terminó siendo el pitcher derrotado; el estelar de los Dodgers tiene récord de 11-0 en la temporada, por lo que no conocía derrota desde hace un año exactamente.
La última derrota de Gonsolin, que sí fue una oficial, fue justamente el 19 de julio de 2021 frente a los Gigantes de San Francisco. El derecho, de 28 años de edad, trabajó durante 3.1 entradas y –para hacerlo aún más curioso– también permitió tres anotaciones y dos cuadrangulares en el Dodger Stadium.
Además de Ronald Acuña, que alcanzó a consumir tres turnos y se fue de 3-1, con un doble y una anotada; también vieron acción, por la Liga Nacional, los hermanos –Willson y William– Contreras, ambos se fueron en blanco en par de turnos.
Por su parte, en la Americana estuvo Andrés Giménez, tomando lugar como titular de la segunda base, en sustitución de José Altuve que fue baja por lesión; el infielder se fue de 2-0 con una joyita defensiva. Miguel Cabrera falló en un turno como emergente, mientras que Luis Arráez conectó sencillo en dos turnos.
Martín Pérez fue el único criollo en subirse al morrito, lo hizo en representación de los Rangers de Texas y lanzó una entrada, en la que no le hicieron ningún tipo de daños.
